domingo, 30 de mayo de 2010

Desde nuestro lado






Como dicen que nunca es tarde, o mejor tarde que nunca, o mejor aún, el día de las Patria son todos los días:


No quiero emular al programa "Donde estabas", si bien la difusión la tuvieron ellos primero, lo cierto es que tengo algunos años más que el programa ése de C5N (algunos dije, no muchos más) y la verdad es que siempre me interesó cuando mis padres me contaban donde estaban ellos mientras sucedían diversos acontecimientos históricos, algo así como que no hay casi película estadounidense que transcurra en la década de los '60 y no muestre qué estaba haciendo el personaje en cuestión cuando le dispararon a Kennedy (en general lo están mirando por televisión en un negocio de venta de televisores)

Algunos de los "donde estaba yo cuando... " de mi familia:


Septiembre de 1939. Llegan las noticias que en Europa otra vez hay guerra, de las feas. Mi papá, en ése entonces de apenas ocho años, observa asombrado cómo todas las amas de casa y mucamas del barrio se apresuran en ir hasta el almacén, temen que falte comida. Claro, su madre tenía comida para un ejército completo, porque en esta familia con la comida no se juega, ya desde aquellas lejanas épocas, y también mira cómo sus vecinas se pelean por un paquete de arroz, por el que además están pagando mucho más de lo que vale.

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19cuarenta y tantos. Mi madre se entera que existe algo denominado televisor y cómo funciona. Se hace a la idea que a lo largo de toda su vida nunca estará en situación de acceder a un televisor, que sólo será para las 2 o 3 familias multimillonarias que hay en Argentina. Será ése el origen del problemita éste que tiene respecto de los televisores y su tendencia a acumular tales aparatos.

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Mayo de 1945. Termina la 2º guerra mundial. Mi papá y su familia se enteran por la camioneta parlante que el diario La Prensa utilizaba en tales ocasiones.

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26 de julio de 1952. Fallece Eva Duarte de Perón. Mi papá, que por aquella época se encontraba haciendo el servicio militar, se hizo el tonto y se fue a dormir igual, aunque el protocolo marcaba que ante una situación de esas características tenían que presentarse sin falta y espontáneamente (estaba en ceremonial). A las pocas horas lo vienen a buscar del regimiento, y el único detalle de respeto que tuvieron fue preguntarle a mi abuela si estaba casado. ¡Pensar que le faltaban 20 años para casarse! (Por suerte tampoco estaba con otra clase de compañía ahora que lo pienso... o al menos no trascendió a la historia oficial familiar).
Aprovechó a sacarle fotos a Perón a escasos 2 metros durante el velatorio de Evita en la CGT. Me pregunto para qué, si siempre habló pestes de Perón y Evita, pero supongo que nadie puede evitar el cholulaje. Creo que las fotos se perdieron, al menos hace mucho que no se las ve. Igual no sé de qué me sorprendo, de hecho, hace unos 16 o 18 años Memen me dio un beso en el Tennis Ranch de Cariló (¡a que no la sabían esta!); mi papá me dijo que no me quedaba en casa a menos que me lavara la cara!
Volviendo al tema, ahí estaba mi papá custodiado a Evita, mientras mi mamá, de 14 años, que había sido interrumpida en una función de teatro (porque cancelaron todas las actividades, y era sábado, qué día más molesto para morirse esta mujer) desfilaba con sus profesoras y compañeras por la galería del velatorio. Hablando de cholulaje, se agrega una de las hermanas de mi mamá, que había terminado el colegio haría unos buenos 2 o 3 años, que quería asistir también, y la fila para la entrada general era eterna, los colegios tenían preferencia. Además mi abuelo tampoco comulgaba con Perón para ser exactos, así que no era probable que a mi tía le fuera tan simple concurrir sin que se entere. Conclusión: del colegio le dijeron que si le entraba el uniforme que había dejado de utilizar en su momento podía ir con mi mamá y el resto del colegio. Así que se amatambró en su falda, blusa y sombrero (porque el uniforme tenía sombrero en aquella época, sí señores), contuvo la respiración y fue ella también. Era la época que las chicas tenían que engordar después de terminar el colegio para verse rozagantes y así conseguir marido. Debe ser por eso que mi mamá no se casó hasta los casi 35 años... o sería su carácter... pero para ella mejor refregarme lo flaca que era... aunque no consiguiera marido!

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16 de julio de 1967 Llega el hombre a la Luna (o eso dicen) Obviamente mi madre lo mira por televisión!

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(Esta es de otro golpe militar, de la revolución argentina, pero la intención es la misma)

24 de marzo de 1976. Contrariamente al clima de recogimiento que se instala actualmente en esa fecha, los comentarios al enterarse de las novedades fueron "otra vez..." y "ya se veía venir"... lo que pasó después supongo que no, nadie se la veía venir.
Como nota de color, agrego que yo ya existía, pero aún estaba a 10 semanas de nacer.



A partir de aquí corresponde que yo tome la posta, y haga un recorrido de los acontecimientos históricos de los que fui testigo para transmitírselo algún día a mi descendencia. Aunque no voy a poder ser muy ilustrativa que digamos:


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23 de noviembre de 1977. Lo más parecido que tuvimos los porteños a un terremoto. Yo cuento con 15 meses y medio. Aunque hubiera marcado 10 en la escala de Richter no me acordaría, pero aún así no lo viví porque estábamos de viaje.

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25 de junio de 1978. Final de la copa mundial FIFA Argentina - Holanda. 2 años. Tampoco lo recuerdo, pero cuenta la leyenda que con el último gol todos gritaban como unos descosidos festejando y una nenita de dos años gritaba... muerta de miedo por tanto escandalo!

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junio de 1982. Finaliza la guerra de Malvinas. Acabo de cumplir 6 años. Lo único que recuerdo es el noticiero con una cortina musical que como no podía ser de otra manera decía algo respecto de "las Malvinas Argentinas" y una de las cosas que más me preocupa (me da vergüenza reconocerlo) es cuando nuestros padres nos explican que ya no podremos comer asiduamente avellanas con chocolate de Cadburys

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10 de diciembre de 1983. Democracia al fin. Después del acto de fin de curso, y usando un curioso instrumento musical escolar que consiste en pegar dos vasos descartables y rellenarlos con arroz o similar, festejábamos al ritmo de Al-fon-sín-Al-fon-sín-Al-fon-sín e imitábamos a la perfección el saludo con ambas manos entrelazadas sobre el hombro izquierdo. Calculo que padres, docentes y autoridades habrían votado por el mismo. Y sino supongo que se habrán tenido que callar y disimular muy bien!

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29 de junio de 1986. Argentina otra vez campeón de la copa mundial de la FIFA. Esta vez no me puse a llorar, sino que festejamos cortando y tirando papelitos. ¿Tanto tiempo y trabajo cortando papelitos para que en un segundo se termine la diversión? No importa, era lindo ver a los grandes tan contentos con tan poco.

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1989 Hiperinflación. Recuerdo que en el primer sacudón todavía eran las vacaciones y la principal preocupación de los chicos era que iba a subir el precio de la ficha en los videojuegos. Más tarde ése año, era habitual ver llegar a mi papá de trabajar y que nos presentara el nuevo billete con una denominación impensable pocos días antes. Para las vacaciones de invierno recuerdo que el precio de la nafta había subido tanto que llenar el tanque costaba más de lo que se pagaba un sueldo mínimo.
También recuerdo esas vacaciones de invierno por la asunción de Menem, y a los cuatro días, estando de vacaciones en las sierras de Córdoba ver llegar a mi papá y hermana, ésta última agitando el diario y diciendo "se murió Roig, se murió Roig" mientras La Nación del día rezaba "Rapanelli, nuevo ministro de economía"

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Marzo de 1992 Estalla la embajada Israel. Me entero cuando vuelvo a casa del colegio. Aunque mi colegio quedaba a muchísimas cuadras de allí, lo primero que dicen los padres en estos casos es "menos mal que llegaste". Cabe destacar que en ésa época no tenía idea de dónde quedaba la embajada de Israel. Pocos años después un tío se muda a escasos 30 pasos de lo que era la embajada. No hay vez que pase por ahí, y son muchas por éste último motivo, y preguntarme "y si hubiéramos estado..."

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Julio de 1994 Estalla la sede de la AMIA. Estaba de vacaciones de invierno, quedándome unos días en casa de una amiga. Los padres nos dan la noticia cuando nos despertamos. Otra vez mi madre siente la necesidad de que llegue rápido a casa, lo hago después de acompañar a mi amiga a comprarse un libro, en una librería muy parecida a The shop around the corner, la librería que tiene el personaje de Meg Ryan en You've got mail (la película es posterior, por supuesto, pero la librería era encantadora y nunca la pude volver a ubicar).
A los dos días celebramos el día del amigo entre las más íntimas con un encuentro. La amiga de más arriba no asiste, una muy amiga de su familia falleció mientras pasaba por la vereda de la AMIA ése día, a esa hora.

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1º de enero de 2000. Nuevo año, nuevo siglo, nuevo milenio. Después de una mega reunión familiar (aunque estrictamente no se trataba de nuestra familia) que después de muchas deliberaciones se decide realizar en la casa de quienes vivían en un departamento en un piso muy alto para observar mejor los fuegos artificiales, que deben haber destrozados los nervios de cualquiera que haya vivido una guerra, dicho sea de paso, y de comprobar que el efecto Y2K no había sucedido, o al menos las licuadoras no se comían a la gente ni las casas del siglo XX se habían transformado en cuevas, la juventud se dispuso a festejar tal promocionado acontecimiento. Sé que volví a casa bien entrada la mañana... sin haberme divertido en absoluto! Recuerdo que pasamos por bares, caminamos varias cuadras (hoy no lo podríamos haber hecho, qué triste) terminamos en Palermo... y a medida que no encontrábamos nada divertido qué hacer nos decíamos unos a los otros "¿y así le voy a decir el día de mañana a mis hijos que viví el inicio del 2000?" Igual para cómo siguió el año no fue nada, pero ése es otro tema.

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11 de septiembre de 2001. Estallan las Torres Gemelas. Me encontraba cursando un posgrado, con el hermetismo que suele caracterizar a las instituciones educativas (y laborales también ahora que lo pienso) cuando uno que siempre llega tarde viene con la noticia que "un piloto descerebrado chocó contra una de las torres gemelas"... qué raro... pocos minutos después llega otro, que nunca llega tarde con la otra noticia "chocó un segundo avión contra la otra torre gemela". Estupor. Al mediodía hice la gran "le dispararon a Kennedy" y mientras buscaba donde almorzar me detuve a mirar las noticias en los televisores expuestos en un negocio de venta de televisores.

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20 de diciembre de 2001. Vergüenza Nacional. A esta altura ya no se puede esperar mucho de mí: Acompañaba a mi mamá a comprarse un par de zapatos, tarea que se había visto interrumpido dos días atrás cuando todo comenzó a arder y los comerciantes decidieron bajar las persianas en plena tarde. Veníamos discutiendo (cuando no!) sobre que era un disparate gastar $200 en un par de zapatos (¡qué ternura!). Mientras esperábamos para cruzar en el boulevard de Olleros una señora bien paqueta se entromete en la discusión y manifiesta "su hija tiene razón señora, es un despropósito gastar tanta plata en zapatos" y después por lo bajo "vos que sos jovencita y a ustedes les gusta esto de chancletear, en Lonté ése tipo de sandalia está a $45!"
A la noche no me privo de ir al cumple de una amiga (la misma de la del día de la AMIA), mientras que mi tío (el que vive ahí nomás de la ex-embajada de Israel) organiza pizza con champagne... él, que fue super anti-Menem, festeja de forma más menemista posible (y a propósito) el "triunfo" anti-DeLaRua.
Pocos días más tarde, en la poco grata tarea de encontrar una malla, comienzo a ver en los comercios "cotización del dólar...". ¡Olvidado completamente para argentinos!

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9 de julio de 2007 Nieva en Buenos Aires por primera vez para la mayoría de los contemporáneos. Recibo a una amiga para preparar una presentación para el día siguiente que nos había encargado nuestra jefa, para un público exigente y que no tenemos la menor idea de cómo hacerla. La vemos ocasionalmente a través de la ventana y una vez que terminamos, pero no la disfrutamos. Mientras papá y MC por una vez no protestan en absoluto cuando tienen que irse de casa para no molestar. No hace falta aclarar que hace casi tres años que me vengo cobrando que no me haya dejado disfrutar de la que probablemente sea la única nevada en Buenos Aires que vea a lo largo de mi vida.

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25 de mayo de 2010. Bicentenario de la Revolución de Mayo. Definitivamente no estoy hecha para esto de estar en el lugar indicado en el momento indicado. Tuve toda la intención de hacer algo representativo para la fecha, además de usar mi super original escarapela, y hacérsela usar al resto de la familia. Pero Facundo estaba con trabajo (sí, esta vez le tocó a él, aunque no se lo ve con intenciones de cobrársela a nadie en particular), mucho los amontonamientos no me gustan, tampoco disfruto de los espectáculos así, tenía miedo de perderla a MC entre tanta gente, cuestión que lo vimos por tele y nada más. Tal vez si hubieran traido a Guerra, o si yo viviera en Morón si hubiera ido, pero tampoco vale hacer conjeturas. La cuestión es que no llego al tricentenario. Por unos cuantos días anduve pregonando eso de que el bicentenario real es el 9 de julio de 2016 (¿en esa ocasión harán la exposición en la calle 25 de mayo?) y que festejaré en ése entonces, y los veía a todos esquivando el tema. Claro, ahora me puse a pensar la edad que voy a tener yo en 2016 y tampoco me consuela mucho que digamos.



domingo, 23 de mayo de 2010

¿Y vos, de qué lado estás?

No, todavía no invitamos a Matías Martin a escribir en este blog



Todos los días uno descubre algo. Algunas veces cosas importantes y otras veces, la mayoría, intrascendentes. Mi descubrimiento de ayer pertenece a la segunda categoría, y sí, no todos los días se puede descubrir América (no, no me equivoqué de feriado, soy contradictoria nomás, u original, como cada uno quiera llamarlo). Pero no por eso mi hallazgo resulta menos curioso.

Desdoblemos el descubrimiento en dos.

Primer descubrimiento. Digamos que conozco a mis suegros como "mis suegros" (antes los conocía, pero no como "mis suegros", se entiende) hace aproximadamente siete años y medio. Digamos que tuve la buena fortuna de no tener que convivir ni un solo día con ellos por necesidad, así que si alguna vez vuelvo a alardear de mi excelente relación con ellos ya saben por qué es; pero aún así más o menos vamos bastante seguido a su casa, mucho más durante los casi dos años que estuvimos de novios.

La cuestión es que recién ayer , y gracias a que el wi-fi andaba super mal y el modem lo tienen en su habitación, me vengo a enterar que duermen al revés. Seamos claros: en mi mente cuadradita no existen más opciones que la mujer a la derecha y el hombre a la izquierda. Para que se entienda mejor, acostados boca arriba, a la mujer le queda más cómodo estirar su mano derecha para darle un sopapo con mayor precisión a su adorado cónyuge-novio-concubino para que deje de roncar, apague la luz, la encienda, atienda el teléfono o se levante a ver si va a explotar el termotanque, y todo esto mientras la pobre mujer sacrifica su comodidad ya que sólo le queda la izquierda para manotear las 25.300 cosas que tiene sobre la mesa de luz. (Además de todo se desprende que mi mente no va mucho más allá de las personas diestras, pero no viene al caso).

Para los que duermen de costado como yo equivale decir que nos acostamos sobre el lado izquierdo y quedamos dándole la espalda (no es personal, de soltera también prefería dormir así). Espero que se entienda el cuadro.

Otra variante aceptable, a pesar de invertir los lados, es que la mujer duerme del lado más cercano a la puerta y el hombre de la ventana. Suena bastante lógico cuando se tienen hijos de menos de... ¿25 años? Por supuesto que esto me lleva a otro interrogante: entonces no es que los hombres no oyen llorar a la cría sino que como están unos 12 centímetros más lejos no llegan escucharla como nosotras. Y como somos tan cómodas preferimos estar a dos pasos menos de distancia de nuestro adorado vástago. De paso el hombre queda más cerca del costado exterior de la vivienda como para sacar la ametralladora y defender a su familia llegada la situación (y me lo imagino en nuestro hogar en particular, y mejor paro porque me descostillaría de la risa a tal punto que tendría que dejar de escribir esta entrada).


De más está decir que de los matrimonios de mi familia o amistad con la confianza suficiente como para conocer sus dormitorios todos duermen como detallo más arriba. Todos menos mis suegros.
Segundo descubrimiento: no es tan natural entonces esto de elegir los lados de la cama o mis suegros no son del todo normales. Intento hacer memoria pero no recuerdo para nada que cuando nos instalamos en nuestro entonces nuevo hogar hayamos tocado el tema de qué lado de la cama prefería cada uno, creo que fue natural, de la misma manera que cuando vamos a un hotel por ejemplo.

A mí particularmente no me es muy difícil darme cuenta de qué lado duerme cada uno: en la mesa de luz de él no hay nada y en la de ella cuatrocientos mil cosméticos, cadenitas colgadas del velador, cuando no mamaderas, chupetes, una jeringuita de antifebril y demases. Bueno, mi suegra no, mamaderas y chupetes se entiende que no, el resto no le alcanza con una mesa de luz ni una cómoda, así que tiene una habitación aparte, supongo que por eso la confusión todo este tiempo.

Resumiendo: en pleno feriado extra large no tengo ganas de hacer un post demasiado largo, así que ayuden: O hasta ahora no me venía fijando demasiado quién dormía de cada lado o yo tengo razón, así que puden opinar ¿Ustedes de qué lado están?

martes, 18 de mayo de 2010

La Basura


A las siete y media de la tarde, a las nueve de la noche o en cualquier momento de la jornada; todos los días o una vez por semana; agrupada por material, color, reciclabilidad o toda junta en la misma bolsa.
Como sean las reglas o las preferencias, lo cierto es que todos necesitamos sacar la basura.



Allá por el año 1992, si mal no recuerdo, cursando cuarto año del secundario nos hicieron presentar un trabajo respecto de la contaminación, cada alumno desde una perspectiva diferente. Por aquellos días andaba con una gripe muy fuerte que se complicó, cuestión que todos los temas más o menos lindos o fáciles como contaminación de ambiental, de suelos, por aerosoles, visual, auditiva (mi favorita ya que desde ése entonces que soy bastante neurótica con los ruidos) ya habían sido elegidos.
Entonces es que se me ocurrió el tema de la basura. Pensándolo en retrospectiva, con esos compañeros creo que la elección del tema no fue casual, por piedad hacia los ausentes omitamos seguir haciendo conjeturas por el estilo.
Al final me terminaron haciendo un favor, porque el tema resultó importantísimo y el trabajo muy bueno (y eso que en ése entonces no existía elrincondelvago.com).

En un primer momento el tema parece asquerosito, pero en realidad es sumamente interesante. Por ejemplo de este lado del mundo la gente no procesa su basura domestica. No le da otros usos a productos que podrían tenerlo: las diversas cajas en la que vienen embalados infinidad de productos se tiran, y después vamos a comprar nuevas cajas que son iguales a las que descartamos salvo que tienen un estampado un poco más agradable. Las latas en la mayoría de los casos siguen siendo basura que va a un relleno sanitario (que ya no saben dónde meter más de estos mega basureros) cuando no sólo son super reciclables, sino que el material es economicamente valioso. A diario tiramos cantidad de papeles con mucho espacio en blanco (toda una carilla en muchísimos casos) y luego vamos a comprar un bloc para usarlo de borrador. Restos de frutas y verduras también van a engrosar los rellenos sanitarios cuando es material orgánico, que no sólo le serviría al latifundio de algún miembro de la oligarquía nacional, sino que mezclado con la tierra lavada de las macetas (que también tiramos) forma un excelente compost, como ése que compramos en el vivero y el metro cuadrado nos sale más caro que si fuera en Puerto Madero (que dicho sea de paso, está asentado sobre una especie de relleno sanitario).

O sea, generar desperdicios es casi inevitable. Que éstos desperdicios se transformen en basura no tanto.

La basura también es uno de los mejores indicadores de consumo, algo casi inexplorado en este país, a pesar de su utilidad (ojo, no envidio a quienes hacen estos estudios, aunque vuelvo a reconocer que son sumamente valiosos).

Por ejemplo, en un estudio realizado hace unos 10 años (tal vez hayan variado los totales, pero no creo que haya cambiado la proporción) un habitante de una de las zonas más acomodadas del conurbano (San Isidro) generaba casi 2 kilos de basura diarios. En cambio, se calculaba que cada habitante de uno de los partidos más pobres, Florencio Varela, generaba menos de 0.5 kilos diarios de basura.
La escala iba desde los más pobres, que apenas desechaban restos no comestibles de alimentos, a medida que se avanzaba en esta escala aparecían empaques de artículos de primera necesidad (envases de arroz, leche, pastas secas), luego artículos de mayor precio como enlatados, proporcionalmente van aumentando los desechos de productos de limpieza y perfumería. Luego se empiezan a encontrar cajas de electrodomésticos, y por últimos los mismos electrodomésticos e incluso muebles. En un momento por ejemplo se calculaba que en las casas de barrios residenciales acodados se cambiaban los muebles de jardín cada uno o dos años, aunque estuvieran en buen estado.
También según la zona y según la época se encuentran o no desperdicios que no lo son. Por ejemplo durante 2002 era imposible, en ningún barrio, encontrar como desperdicio un churrasco o algo de carne pegada a un hueso (hoy en día, al precio que está la carne, no se debe encontrar ni el hueso). También ropa o electrodomésticos en distintos grados de antigüedad y deterioro.

Comparándonos con otros países también es notable la diferencia de dónde se pone la basura. Digamos que los argentinos no nos vamos a ganar el Premio Limpieza y Pulcritud Internacional porque tenemos muy serias dificultades en saber dónde colocar nuestra basura o nuestros desperdicios.

Muy bien hasta aquí. El tema es el siguiente: ¿Creían que iba a escribir sobre ecología, responsabilidad social y buenas maneras? No, no señores. Bueno sobre lo último un poco sí.

La cuestión es que quien protagoniza últimamente este blog, al menos está apareciendo en todas las entradas, o sea la jefa al cuadrado, necesitaba sacar la basura. Por supuesto no me estoy refiriendo a que necesitaba vaciar ése cestito metálico tan coqueto que tiene para ésa función, puntualmente le es vaciado y limpiado con esmero por terceras personas encargadas de esa tarea. Me refiero a esos sentimientos que la gente necesita desechar; y para lo cual a la mayoría le falta muchísima más conciencia social y esmero que para tirar la basura material.

Como venía diciendo, hoy la jefa al cuadrado necesitaba sacar la basura y no encontró mejor cesto que yo para hacerlo. La descripción es exacta: cuando termina se siente como liberada y se lava las manos.

Y es aquí donde uno se enoja más con esto que la gente no recicla. Supongo que casi todo el mundo identifica esta situación, cuando somos depositarios de la basura de otro que recibió la agresión de vaya a saber quién, pero no es nuestra culpa; y en vez de hacer algo con ella se la saca de encima de la peor manera posible.

Los que de vez en cuando tenemos ciertos escrúpulos, o mejor dicho no nos la pasamos simpatizando hasta con el gato arisco del Botánico pero somos más o menos buena gente tratamos de no seguir pasando la basura. El gran peligro es quedar tapado por ella. O explotar, que tampoco está bueno porque desparramar no está bien. O se nos termina cayendo el pelo y así generamos más desperdicios de la otra, de la material.

Así que la situación era traerme la basura a casa y depositarla en algún inocente miembro de mi familia que no tiene la culpa de nada; guardármela tampoco es una opción por lo que conté más arriba, y ni al planeta ni a mí nos hace bien que se me siga cayendo el pelo (especialmente a mí)

Entonces creo que no queda otra opción que empezar a reciclar sentimientos, de ver cómo eso que parece no servir para ninguna otra finalidad más que para dañar (sea al planeta o a otra persona) puede transformarse en algo neutro o incluso productivo.

Así que se me ocurrió no seguir intoxicándome dejándolo adentro, ni seguir contaminando el mundo con bajezas por el estilo, y en cambo escribir un post.

No será algo muy productivo, pero al menos puede quedar como algo decorativo (casi como esos artistas que se dedican a crear obras con desperdicios). No digo que esto sea arte ni mucho menos, pero al menos no molesta... tanto.

O como Los Romeos de mi adolescencia que se dedicaban a cantar, ¿Alguien se acuerda?





Creo que fue la canción más pedida y dedicada de la radio argentina (especialmente para ex y profesores)... pero sospecho que no era un tratamiento muy noble para los malos sentimientos.

martes, 11 de mayo de 2010

Su PsicoLoco amigo.


Tengo esa sensación de felicidad que me da un triunfo, porque sí, ganar(me) me gusta.

Acabo de descubrir por qué me invade una sensación de deja vu muchas de las veces que llevo a MC a la pediatra; algo que me incomodaba y me extrañaba siendo que tengo una sola hija; y antes de eso al último pediatra que visité fue al mío.

Resulta que cada vez que consultamos por un resfrío, dolor de panza, escaso crecimiento capilar, tamaño de lunar o cualquier otro síntoma que no se explica por sí sólo desde lo más evidente; después de las revisaciones y preguntas de rutina, y tras quince o veinte segundos de incomodísimo silencio, irremediablemente comienzan las preguntas:

"¿Hubo algún cambio en casa?"...
"Alguien de viaje, de visita..."
"¿Alguna discusión? ¿Separación?"
"¿Y la rutina, es la misma de siempre? ¿no cambió nada?"
"¿Algún comentario en particular de las maestras, del colegio?"...
"¿No estás embarazada vos no?"

A esta altura creo que es bastante lógico que si está pasando algo muy grave eso sea lo primero que uno mencione, ni qué decir que si me separé creo que de lo último que me voy a preocupar es que a MC le crezca poco el pelo. Si tengo a alguien de visita en mi casa es muy raro que los deje husmear solos por ahí y me dedique a desperdiciar toda la tarde en una consulta sin urgencia; aunque sea porque nobleza obliga con las visitas. La rutina es más o menos la misma desde el momento que tenemos tanto tiempo para desperdiciar en la sala de espera; y si una está embarazada o se nota físicamente o tampoco estaría desperdiciando valioso tiempo en una consulta sin trascendencia cuando podrías aprovecharlo mucho mejor vomitando en el baño de casa.


Pero hoy descubrí que todo esto me sonaba muy familiar... ¡pero desde otra rama de las ciencias biologicas!

Durante muchos años supe tener algunas mascotas. Como estas criaturas se niegan terminantemente a hablar, a pesar que en algún momento de mi infancia puse bastante empeño en enseñarles, siempre que les pasaba algo corría a la veterinaria.
El o la veterinario/a amigos (eran un matrimonio) después de la revisación de rutina y las preguntas de rigor, empezaban:

"¿Hubo algún cambio en casa?"...
"Alguien de viaje, de visita..."
"¿Alguna discusión? ¿Separación?"
"¿Y la rutina, es la misma de siempre? ¿no cambió nada?"
"¿Algún comentario en particular del paseador?"...
"¿No está embarazada tu mamá?" y más tarde, directamente "¿No estás embarazada vos no?"

No hay caso, cuando todas las respuestas siguen siendo negativas siempre nos adjudican un embarazo (por piedad excluyamos por esta vez a las maestras jardineras quienes cada vez que su alumnito se pone un poco complicado nos convierten automanticamente en felices gestantes).

En ése momento, cuando todavía era más inocente y tolerante, hasta me conmovía sinceramente que los veterinarios fueran tan sensibles de pensar también en la aspecto emocional del pobre animalito.



Hoy en día, con algo más de experiencia encima, me doy cuenta que aún cuando no puedan echarle la culpa a ninguno de éstos eventos simplemente porque no ocurrieron, les da unos valiosísimos segundos de ventaja para pensar en alguna otra posibilidad que explique el cuadro o bien indicar algunos estudios o medicación a ver si hace efecto, total no es tan grave como para morirse, y así ganamos unos días para elaborar una teoría y dar una respuesta que pueda dar cuenta al menos que nos recibimos de esa carrera que menciona el diploma que se luce orgullosamente en las paredes, aunque sea para tapar la mancha de humedad.

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Resuelto el misterio de los deja vu, como siempre digo, uno no debería dormirse en los laureles sino aprender algo de la experiencia.

Entonces se me ocurrió que cuando no tengo idea de cómo se hace algún trabajo que me encargan, ni tengo idea de por qué necesitan ése informe, quedará muy mal que someta al cliente o a mi jefa al siguiente cuestionario para ganar tiempo y de paso averiguar por qué se les ocurrió adjudicarme semejante proyecto?
De más está decir que sería algo así como:

"¿Hubo algún cambio en casa?"...
"Alguien de viaje, de visita..."
"¿Alguna discusión? ¿Separación?"
"¿Y la rutina, es la misma de siempre? ¿no cambió nada?"
"¿Algún comentario en particular de su psiquiatra? de su jefe/a? del pediatra de sus hijos? de su otorrinolaringologo?"...
"¿No estás embarazada vos no?"

Esta última pregunta quedaría sumamente graciosa en un cliente hombre, como es frecuente que sean, o con mi jefa, que anda pisando los 50.



No me digan que no estoy aprendiendo a canalizar mi desesperación hacia ambos gremios (médicos y jefes) con una propiedad envidiable.

lunes, 3 de mayo de 2010

Formación que deforma




Como cada domingo a la noche cuando llega el momento de preparar la mochila para el jardín, con los elementos usuales más 35 cm (exactos) de papel barrilete color lila de la pradera, la receta de la abuela de las trufas con chocolate belga (mi abuela no hacía trufas y si las hubiera hecho hubieran sido de café supongo) el dibujo del pájaro que a MC más le gusta (es una niña de departamento, gracias si sabe lo que es un pájaro!), además tener al día las notitas para las maestras, no puedo dejar de recordar, mencionar y enumerar algunas de las grandes falencias de la educación formal (argentina al menos):

- Quien viera mis evaluaciones de matemática de 3º, 4º y 5º año, pensaría que soy un as en cuestiones tales como trigonometría, logaritmos, límites y derivadas. La verdad es que en su momento los ejercicios me salían bárbaros, el detalle es que nunca tuve mucha idea para qué servían o de qué se trataba en realidad. Hoy veo un ejercicio y me maravillo que yo alguna vez pude llegar a resolver eso.

- Al revés, jugaba bastante mal al volley, y por eso mis notas en "educación física" ("¿educación?" jajjaja) no eran de envidiar, y sin embargo durante practicamente todos mis años escolares practiqué danza y gimnasia artística (nadie lo sospecharía hoy en día, aclaro)

- En menos de tres años pasamos por tres marcas de libros de inglés (que me acuerde en este momento): Meridian, Trio, Blueprint. Se suponía que cada uno era mejor que el anterior, y en realidad cada uno era, por lo menos, más aburrido que el que lo precedía. Igual no me cabe la menor duda que comercios tales como la legendaria librería Rodriguez sí obtuvieron algún provecho de estas innovaciones educativas.

- No es muy probable que se fomente el amor por la lectura cuando los libros más interesantes que me hicieron leer en el colegio fue "Rosaura a las diez" y "Rebecca" (en inglés)

- Ya hace 17 años, las clases de informatica, se las daban los alumnos a los profesores. No me quiero imaginar hoy en día.

- Todavía sigo sin entender cómo a los 17 años, cuando no nos dejan votar y apenas manejar nos permiten (y nos obligan también) a elegir una carrera. Más lo pienso, menos me entra en la cabeza.

Mejor no sigo pensando porque voy a terminar como esos fanaticos norteamericanos que educan a sus hijos en casa (aunque pensandolo bien...)