sábado, 18 de septiembre de 2010

Todo llega 2010

La versión anual de este post


Vamos con los recientes descubrimientos:



Yogur sancor bebé (se ve que es tan nuevo que ni una imagen encuentro), elaborado para los más chiquitos con leche de fórmula. Eso sí, hay video... supongo que es un reflejo de los tiempos que corren.


Apenas lo vi lo primero que pensé es la de discusiones que me hubiera ahorrado en Planetamama y alrededores. ¿Por qué todo llega cuando no tengo más bebé? Lo mismo que la Oster Baby. Lo peor es que seguramente cuando encargue otro bebé, estas cosas ya dejaron de existir. ¿Por qué teníamos que venir a hacer el mundo tan complicado con ciclos para cada producto y demases? Me reconozco culpable.


Otra: Aparentemente volvió el jugo Cipolletti. No en sus originales envases indivuales, pero de la mano de Cepita, versión premium, casi con una lupa se ve el logo de Cipolletti. No sé cuánto hace que estaba en el mercado, veníamos enganchadísimos con la juguera y sí, todo muy lindo, pero cuando se te terminan las combinaciones, llegando a ananá con rúcula o cassis con borraja; y sobre todo las ganas de lavar el aparatejo, volvemos a las fuentes, es decir al jugo en caja, como debe ser; eso sí 100% natural (creo que en sabor manzana es la única marca actualmente). Y acá va otro que no se puede conseguir la foto por internet, y me da mucha fiaca sacarle una.

Volvieron las Kes Bun. Definitivamente o no era cierto que existían en los 80 o había un complot como para que yo nunca las probara en ningún cumpleaños y afines que había, porque sino las recordaría. De esta conseguí sólo una imagen en toda la red, chiquitita por cierto, pero no importa porque quien circule por Buenos Aires al menos lo habrá visto una vez por cuadra, mínimo.

En mi humilde opinión o antes eran más ricas o no era para hacer tanto escándalo.

Aprovechando el post, y al pedido generalizado de que vuelva el alfajor Suchard, sumo la solicitud por el alfajor Noel. Hace más de dos años publiqué algo acerca de él y nadie se acordaba, ahora encontré la prueba de que no estaba alucinando. Señores, con ustedes la evidencia:


así que encuentren la fórmula. Y rápido.

Parece mentira que encuentre la foto de algo de hace veinte años más fácil que la de un producto de venta en la actualidad. Ya está, como profesión nos fuimos al tacho (y sí... con jefas como las mías).

Y dejando a un lado los lanzamientos y relanzamientos, en el orden de los descubrimientos (personales) estuve alimentando el alma y recreando la vista con mi nuevo amigo Vladimir Kush. Presiento que me voy a poner pesadita, y ya me hice un buen archivo, después no digan que no avisé

domingo, 12 de septiembre de 2010

CreaRecuerdos


Con incipiente llegada de la primavera uno suele salir a ventilar un poco más a los chicos durante el fin de semana especialmente.
Así, cómodamente instalados en esta, la que desde algunos años es la casa de fin de semana familiar y luego de un día de hacer un poco de poco y otro poco de nada de nada me puse nostálgica y me es imposible evitar ciertas comparaciones.


(Ya sé, es como la tercera vez que utilizo esta imagen: y me gusta, qué se le va a hacer)

Cuando yo era chiquita, el ambiente de fin de semana era una risueña casa en medio de una extensa fracción terrestre y no una casa encajonada en un lote de un coqueto country club. De hecho, hasta que yo tuve unos seis o siete años no digo que me perdía en la quinta, pero recuerdo no poder ubicar dónde estaba la entrada, dónde el quincho o la casa de los caseros. Era un mundo a explorar, una posibilidad de perderte sin el miedo a perderse. Ahora MC desde que tiene un año que no cuenta con la posibilidad de perderse ni explorar demasiado.

Los cercos antes eran algo así como la lucha de la ligustrina contra el hombre: difícil averiguar qué pasaba del otro lado, y precisamente ése era el objetivo. Durante años, lo que ocurría cruzando la frontera noroeste era un misterio cerrado con siete llaves. De hecho era muy común escuchar que "fulanito tiene casa en este barrio" y hacer conjeturas de cuál era, que quién había visto entrar a un auto importado a esa casa o que la empleada de aquella otra era muy misteriosa así que esa debía ser. Actualmente está de moda la transparencia y está mal visto eso de obstaculizar la vista aunque sea con un hermoso vergel. Para ubicar la casa de algún famoso o pseudofamoso poco falta para que de referencia tengan un cartel anunciándose en la puerta.

Y ya que estamos hablando de vegetación una de las cosas más lindas que tenía la quinta era plantar cualquier cosa y ver qué salía. Y esto a pesar que los recuerdos que yo tengo de mi infancia son de la época de decadencia del sector horticola. Cuando vivía mi abuelo (a quien no llegué a conocer) llegó a haber tal cantidad de plantas, arbustos y árboles que en primavera y verano era dificultoso acceder a algunos rincones de la quinta y mucho más si uno no contaba con precisas instrucciones de cómo hacerlo. Entonces fue gracias a la quinta que aprendí que las manzanas nacen de los árboles y las sandías, las berenjenas, los ajíes y las chauchas no. Que hay moras de distintos colores, que son mucho más ricas cuando se las come recién arrancadas del árbol y que es casi indistinguible un árbol de limón, naranjas, mandarinas o pomelos hasta que dan frutos, y que la flor de azahar junto con los jazmines perfuman más que los poet y los glades todos juntos (y mucho más rico aparte). Lamentablemente si dependemos de nuestras excursiones de fin de semana para adquirir estos conocimientos, MC no tendrá más opción que aprenderlas en una prefabricada huerta de jardín de infantes. Hoy en día si hablamos de clubes de campo: ¿árboles frutales? ¿Huerta? ¿Es ornamental acaso?... Ornamental. Ese es el concepto hoy en día. Además del hecho que mi criterio difiere bastante de quienes hacen las reglas hoy en día.

Otro de los encantos era pasar las tardes de siesta en la casa de los caseros. Nobleza obliga debo reconocer que más que a visitar a los caseros íbamos a visitar a sus perros (de tan chicas no nos permitían tener perro propio). Doña Elena siempre estaba pronta a recibirnos toda la tarde, había un acuerdo tácito que una de sus funciones era hacer de niñera para que los mayores pudieran desentenderse de nosotras ese rato, e invariablemente tenía lista una botella de coca cola (o dos) a modo de merienda. Creo que nunca volví a probar una coca cola tan rica, algo totalmente incoherente desde la lógica dado que las compraba en el mismo lugar que nosotros. También el beneficio era doble desde el momento en que mi mamá nos daba coca cola también en casa para que no vayamos a pedirle a Doña Elena; a pesar que ésta de ningún modo iba a permitir que le quitaran su papel de heroína del sábado a la tarde. Hoy en día uno no termina de conocer a la gente de seguridad (o inseguridad, quién sabe) y con más de 500 casas da risa el sólo hecho de pensar que les puedo asignar el cuidado de MC durante todo el horario de la siesta; y respecto a los pobres canes, son tantos los requisitos que tienen que cumplir que en lugar de ser una plaga son una especie casi en extinción. Pobre MC jamás va a tener la experiencia de intentar apropiarse de un perrito abandonado, empezando porque en lugares así a un perro nunca le falta el dueño y si se se llega a perder el operativo puede llegar a ser mayor que si se extraviara un cachorro de raza humana.

Hoy en día los country clubs suelen ser temáticos, en general orientados a algún deporte: naúticos e hípicos a la cabeza, descontando lugares comunes como golf y pileta (hermosísima y que nadie utiliza porque sería como reconocer que uno no tiene la suya propia); tambien suelen contar con lagunas artificiales propias. Honestamente no tengo nada que decir de las lagunas artificiales, son preciosas. Pero no puedo dejar de pensar en un amigo de la familia, hombre que viajaba mucho por negocios, y siempre tomaba como ejemplo Suiza y Japón, manifestando que la primera semana estaba todo genial pero a la segunda uno entendía por qué había gente que se podía llegar a deprimir en estos lugares: todo estaba hecho y no había nada por hacer. Hoy cuando pienso lo que debe haber costado hacer esas lagunas artificiales no puedo dejar de recordar cuánto nos divertimos de chicas en la quinta fabricando un estanque que nos demandó meses, ayuda de toda clase y que por supuesto, no llegaría a representar ni una millonésima parte de la laguna más pequeña de las que disponemos hoy en día.

Otro punto ampliamente divergente es el aspecto exterior. Me atrevería a decir que muchos de estos vecinos, vecinas especialmente, ponen más empeño en su arreglo personal para estar casual que durante la semana, y lo mismo (lo que es más triste) hacen con sus niños. En el siglo pasado recuerdo que para esos parajes iba la ropa más cómoda y también la menos elegante, por decirlo de algún modo. Una de las consignas cuando armábamos el bolso era "lleven también un pantalón bueno y una remera linda, por si vamos de visita a algún lado o viene alguien de visita", lo que en ése entonces me parecía tan incoherente como hoy en día sería ir a trabajar en minishort o havaianas. De última, aunque viniera visita, estábamos todos más o menos en las mismas. Llegó incluso una época que las mallas iban bajando de categoría, y esa que se desteñía, te quedaba un poco chica, o estaba estirada iba a parar a la quinta "total quién nos ve". Y lo más memorable de todo creo que es "la bolsa de las medias". Cuando atravesabamos la etapa de bicicleta, exploración y travesuras, mi madre desistió de lavar medias imposibles de limpiar. Entonces se inauguró en casa "la bolsa de las medias": allí iban a parar todas aquellas gastaditas, que empezaban a mostrar agujeritos, que se les había lavado el color, las que se habían quedado sin compañero. El fin de semana esa bolsa iba para la quinta con el sistema "usa y tira" (no es publicidad de Ala "porque ensuciarse hace bien"... pero sí hacía bien). Era liberador para todos.


Yo sé que muchas cosas las estoy pasando por el tamiz de los recuerdos infantiles y por eso salen ganadoras. Sé que cuando se terminaba el dulce de leche o el pan lactal, y mi papá no estaba o estaba durmiendo la siesta, protestábamos por tener que pedalear como un kilómetro para conseguirlos, cuando ahora es un pequeño paseo hasta la proveeduría. Claro que en aquella época de inflación en "Lo de Don Adolfo" las noticias solían llegar medio tarde y muchas veces era más barato que comprar en el supermercado de capital; cuando hoy en día si uno tuviera que presentar un ticket de la proveeduría para una rendición de gastos sería acusado inmediatamente de lavado de dinero y malversación de fondos.

Tampoco era divertido hacer la parabólica humana para poder sintonizar algún mísero canal de aire (no hablemos de cable por aquellos parajes perdidos en esa época) cuando hoy en día, y gracias a esa deficiencia precisamente, uno suele tener mejor servicio de televisión acá que en su casa original (que a pesar de las antenas de 3 metros de diámetros que se corta cuando llueve mucho, se corta... y acá no hay parabólica humana que funcione).
Sé que hoy en día llegar a una quinta (o al menos la que fue nuestra) el viernes a la noche o el sábado a la mañana después de cinco días la emoción de los descubrimientos no es si brotaron los flox, si hay sapos en la pileta o la perra tuvo cachorros; sino si esta semana los chorros dejaron aunque sea las tapitas de luz. En ése punto reconozco que es impagable llegar tranquilo y tener celulares.

También sé que si las cosas no se arreglan de acá a unos pocos años (y honestamente no creo, aunque me dé mucha pena reconocerlo) MC no tendrá la posibilidad de salir con la bici a la mañana temprano, y no aparecer en todo el día, explorando lugares que si yo supiera, me infarto. Lamentablemente a los cuatro años ya está superando el límite de velocidad impuesto para las calles internas.

Supongo que de todas maneras debería darle más crédito a las mentes infantiles, que son capaces de crear buenos recuerdos aún con vivencias mucho más asépticas que ésta.

Y terminado el post, ya que es domingo paso un aviso parroquial (que nada tiene que ver con parroquias, no se asusten): tengo la seria sospecha que el viernes hice tremendo swap con los comentarios en diversos blogs que visito. Algunos los arreglé, pero en los que tienen los comentarios moderados, que no se publican inmediatamente, me es difícil saber. Así que si recibieron un comentario de mi parte por esas fechas que no entendían ni usando todos los recursos de google probablemente fue eso lo que sucedió. Si usualmente reciben un comentario mío y esos días no, también es probable que la causa sea esa. Vaya uno a saber en qué blog quedó el comentario que les estaba destinado.
Pido perdón, y no le adjudico la culpa a blogger, a la lluvia (ni a la noche, ni a la playa que brilla por su ausencia) fue solamente mi culpa, mía y de mis cables pelados cuando llega el viernes.

martes, 7 de septiembre de 2010

Relaciones de Microondas

Advertencia: Seguimos con la onda quejosa



Nataliaypablo: Y nos conocimos hace menos de un mes en la fiesta de cierre del congreso. A la semana ya vivíamos juntos y ahora acabamos de comprarnos la Wii, eso es más que estar casados (risitas y miraditas cómplices)
Yo: ¿Tan pronto?
Nataliaypablo: es que no nos hacía falta más tiempo
Yo: Bueno, los felicito. La verdad es que no tenía idea, todo tan rápido (callate!!! parecés una señorita bien de hace setenta años cuando el novio se declaraba)
Nataliaypablo: Sí, pero estamos tan enamorados... (más ojitos)

______________ 3 días después_____________________

Yo: Naty, la verdad es que me cayó muy bien Pablo
Naty: ....
Yo: y a propósito, hablando de eso, te acordás que el domingo quedé que le iba a averiguar del concesionario que
Naty: La verdad es que nos separamos
Yo: queda en........ cómo que se separaron????
Naty: yyyy... sí
Yo: Pero el domingo estaban juntos (claro tonta!)
Naty: y sí
Yo: pero si estaban tan enamorados... (callate querés!)
Naty: sí, bueno, las cosas se enfriaron...
Yo: ¿Tan pronto? (callate Lucía de una buena vez te lo pido por favor!)
Naty: Viste como son estas cosas...
Yo: No la verdad no vi, a esa altura de la relación F. no tenía ni mi celular (Lucía callate que te pego!)
Naty: Mejor que haya sido de esta manera, menos complicaciones
Yo: ... y quién se queda con la Wii? (Lucía no tenés remedio ya, eh?)

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Agus: te super agradezco que vengas a darle de comer a a Rimmel y a regar las plantas mientras me voy de vacaciones
Yo: No es nada, en serio, sólo son dos veces por semana. ¿Pero pudiste arreglar bien para que los otros días venga alguien?
Agus: Sí, sí, no te preocupes, que el resto de los días está Pauli, sólo son esos días que no puede, por eso te pido el favor
Yo: Ah, sí, Pauli con la que son amigas desde el jardín, la que veo siempre en tus cumpleaños, divina
Agus: No, esa Poli, Pauli es la otra chica que te conté, la que entró a trabajar el mes pasado, siempre nos encontramos en el msn y nos hicimos re amigas
Yo: Pero, y le dejás la llave de tu casa? (obvio Lucía, callate!)
Agus: En realidad para que no viaje tanto, le dije que se quede acá, total a mí no me va a molestar y a Rimmel tampoco
Yo: Pero recién la conocés... (obvio Lucía, callate querés, que no todo el mundo es tan antisocial como vos que de tu trabajo sólo tres personas, y con suerte, conocen tu casa)
Agus: Sí, viste? Pero es de esas personas con las que sentís que te conocés de toda la vida

___________10 días más tarde_______________

Yo: ¡Gracias por el perfume! ¡Pero no hacía falta mujer! ¡Por un par de veces que vine a darle de comer al gato! Entonces a tu amiga Paula le tendrías que haber comprado la fábrica de Elizabeth Arden!
Agus: Sì, bueno... en realidad no me hablo más con Paula
Yo: ehhhhhhh......... pero le dejaste la llave de tu casa!!! (sí Lucía, todos escuchamos esa parte!)
Agus: Sí, viste cómo es la gente...
Yo (que de sobra vi): ¿Pero tan rápido? ¿No se habían hecho tan amigas?(Lucía, no empecemos otra vez, te lo ruego)
Agus:.....
Yo: Me imagino que habrás cambiado la cerradura no? (Listo Lucía renuncio, me doy por vencida!)


En algún momento de mi existencia supe cursar materias por las cuales no sentía mayor interés que el que siento por estudiar taxidermia.

En una de ellas nos hicieron leer un libro denominado "El yo saturado" de Kenneth Gergen. Muy largo no era. Aburridísimo bastante. Lo más triste es que el único concepto que me quedó del libro es el de "relaciones de microondas" (que de hecho no era más que un ejemplo). En realidad no es ni más ni menos que el famoso reemplazar cantidad de tiempo por calidad de tiempo, pero dicho más académicamente: "Para quienes viven una vida socialmente saturada, el horno de microondas es algo más que una ayuda tecnológica: es un símbolo de la incipiente modalidad de relación. Tanto en el artefacto material como en su contrapartida social, los usuarios aplican un calor intenso con el objeto de obtener de inmediato lo que habrá de alimentarlos. Y en ambos casos la conveniencia del resultado es un buen motivo de debate"


En el momento de leer este libro yo debía contar con unos veintiún años (o menos aún... pero dejémoslo en 21) y al leer esto pensé "¡qué exageración!" Hoy releo este libro y me encuentro con éste y otros conceptos que tan disparatados se ve que no eran.

Porque se supone que todo esto es producto de la sociedad posmoderna. Lo mismo que el estado multifrénico, produto de las tecnologías de saturación social, en el que "comienza a experimentarse el vértigo de la multiplicidad ilimitada". Si se identifican con esto, están multifrénicos y está genial, ahora la onda es ser posmodernos, y con este síndrome se accede rápidamente a ello. Ojo, a no exagerar, intuyo que "esquizofrenia" sigue sin tener demasiados beneficios, así que con moderación.

Probablemente algún día termine esquizofrénica, y al ritmo que vengo llevando seguramente sucederá más pronto que tarde; pero dudo que algún día llegue a entender, y mucho menos aún experimentar, las relaciones de microondas.
Mis amistades se van dorando a fuego muy lento. Será por eso que es bastante raro que me queme. Y aunque no se la alimente todos los días, no es común que se llegue a enfriar del todo, y si pasa, tarda bastante tiempo en hacerlo (otra cosa es que la mande al freezer, pero ése es otra cuestión).

Evidentemente posmoderna se ve que no soy ni lo voy a ser. Mi hija y mis nietos ya tienen desde dónde argumentar que soy algo así como un dinosaurio. Pero no me preocupa demasiado, a todos nos va a llegar, seguramente algo vendrá después de la posmodernidad, aunque lógicamente sea imposible al menos semánticamente. O tal vez ya existe y yo tan despistada como siempre todavía no me enteré. Evidentemente ni falta que me hace.