jueves, 25 de agosto de 2011

Rumbo al desempleo 6: De cómo son las cosas (a.k.a.: Presente)

Bien, habíamos dejado a mi gerente en la puerta llamándome a su oficina, y yo acá haciéndola esperar una semana en tan incómoda posición. Y bueno, como en la vida real no la puedo hacer esperar una semana como me gustaría, me desquito por aquí.

La cuestión fue la siguiente: la gerente de RRHH, quien hace unos seis meses asumió ese cargo, se acababa de dar cuenta que otras dos personas y yo hacíamos un trabajo que no nos correspondía. No, no venía de madre Teresa ni disfrazada de CGT sino solamente a cumplir su función, tan cuadradita como ella misma: los pichis no pueden hacer el trabajo de plana mayor.
En el mundo civilizado, en el universo de la lógica eso sería una buena noticia, habría un ascenso para que alguien tenga los privilegios que corresponden a sus obligaciones, Pero no, no estamos en ninguna de esas esferas, sino en el reino del revés.
En la planillita cuadradita que tiene la gerente de recursos humanos figura que hay una gerente de sector y varias zánganas, digo jefas que cobran por hacer ese trabajo. Y también figura que otras bolu, digo empleadas de la plana menor no deberían estar haciendo ese trabajo, pero como es lo único que hacen si le sacás ese trabajo ya no tienen de qué ocuparse y para mantener a gente que no trabaja están los jefes, gerentes y demases, no lo pinches como uno.
A todo esto recordemos que esta gerente de Recursos Inhumanos había asumido sus funciones hacía unos seis meses y recién ahora se daba cuenta. Tan ordenado que pretender tener todo y atrasa seis meses. Pero bueno.

Bien, sabiendo todo esto volvamos al universo lógico: si en tu sector despiden a tres personas que trabajan, y que en la actualidad nadie está haciendo ese trabajo protestás, intentás defender a la gente de tu sector, tranquilizás y consolás al pichi caído en desgracia.
También en el universo lógico el pichi caído en desgracia suplica que no le quiten su trabajo, pide, patalea, llora, se preocupa.
Pero volvamos al mundo del revés: como yo sabía que esperaba que yo llorara, suplicara, pidiera y me preocupara hice exactamente lo contrario. En ese entonces llevaba en la mano, cual trabajador del puerto, una carpeta enorme con informes de los clientes que yo veía. De un solo gesto, empujé la carpeta sobre el escritorio hacia su lado onda "mirá del hermoso paquete que te dejo" y simplemente le dije "y bueno, entonces esto se termina acá".

Lo logré. La descoloqué. Sólo por un instante. Enseguida comenzó con munición pesada: que yo en todos estos años no había ido rotando de tareas, sino que me "instalaba" y me "aquerenciaba" (en lugares donde nadie más quería trabajar). Que además de mi trabajo, yo no presenté ningún proyecto como para si este día llegaba tener con qué responder, "acaso pretendías que te lo haga yo"... estuve tentada de responder "y sí, considerando que se lo hiciste a otra persona, que además cobró aparte por ese proyecto y acá de eso no se habló, y también considerando que si es tan fácil hacer un proyectito bien podías hacerlo teniendo en cuenta que yo estaba haciendo tu laburo cuando no me correspondía ni cobraba acorde a eso".
Pero bueno, la integridad física ante todo, me llamé al silencio... por un rato. Al final no fue tan beneficioso callarse porque terminé explotando por el lado de que tanto exigen legalidad ahora y hace tres años, cuando el ascenso, lo que menos hubo fue legalidad.

Para qué.
Si a mi se me fue la mano (tal vez en la forma porque el contenido no es más que la verdad) aquella sacó uñas, dientes y navaja también si hubiera tenido.
Además de impresentable esta mujer, irreproducible lo que me dijo.
A ver, la parte reproducible: que soy una resentida, y ni al sector (claro ahora ella es todo el sector) ni a la empresa (donde a veces ni se acuerdan que ella existe) ni a mí (claro, ahora también es mi psiquiatra) nos iba a hacer bien que yo me quedara.
Que "la cansé" (no pudo decir "me hinchaste las pelotas" porque podía haber gente escuchando, aunque estaba tan sacada que quién sabe si le importaba) que no quería hablar más conmigo (téngase en cuenta que "no quiero hablar más con vos" suena más fuerte que la forma narrativa usada anteriormente) y que a partir de ese momento lo que haya que tratar lo trate a través de mi jefa.

(Nota al margen: ¿Dónde estaba mi jefa? En Bruselas, Brujas, Normandía, París o por ahí. Y yo acá y sufriendo. La vida no es justa)


El mayor problema aquí es que no me pueden echar tan alegremente. O sea sí me pueden despedir, pero se comerían un juicio que lo que menos tendrían es alegría.
Entonces la opción obvia es que yo me vaya sola. Y me conocen tan poco, que no saben que basta con que pretendan en sus más lejanas fantasías que yo renuncie como para que no me saque ni la gendarmería nacional. No sin mi indemnización, hasta el último centavo, y si se puede un poco más también (por jorobar, nada más).

Ergo, a pesar de que a partir del instante en que deslicé la carpeta apenas vi algún cliente y sólo por motivos "humanitarios" (como para pedirle disculpas por las manos en las que lo dejo) tengo que seguir presentándome a trabajar. No saben lo que cansa ir a trabajar sin tener trabajo.

Al menos con mi carácter, no sirvo para eso, no soy un ser particularmente sociable. Cansa mucho estar todo el día en pose pareciendo que trabajo sin trabajar. Y encima de prestado porque en mi sector no iba a estar.
Por lo tanto me estoy pidiendo todas esas vacaciones atrasadas, que están por vencer y tantas veces perdí; y todos los días por enfermedad imaginables, si bien el cuerpo me ayudó porque este invierno no terminaba de salir de una bronquitis que entraba en otra, en todos estos años creo que no pedí tantos días por enfermedad como en estas últimas semanas. Problema no me hacen, porque tampoco se benefician demasiado teniéndome ahí y encima enferma, y lo poco que estoy haciendo bien lo puedo hacer desde mi casa.

Mientras tanto mis amigos del grupo de los ocho, esos monstruos calculadores máquinas de laburar sin sentimientos ¿qué hicieron? Por un lado una hermosa cruz para mi gerenta. Por otro otra tarea aún más encomiable (y si llegaron a leer hasta acá sabrán por qué lo digo): me hicieron entrar en razones (y sí, tarea ardua si las hay, pero no imposible por lo visto).

No sé cómo, pero me convencieron de no tirar todo por la borda. Mucho menos termino de comprender los poderes de persuasión que utilizaron pero terminaron haciendo que acepte eso que dije a los cuatro vientos que no iba a hacer: presentar un proyecto. Porque un proyecto no me soluciona casi nada, tiene fecha de vencimiento, así que dentro de dos o tres años estoy en la misma situación que ahora, sólo que dos o tres años más vieja. Y sí, economicamente ganaría mucho más (supongo que algo parecido a lo que cobra mi jefa) pero también el horario sería extenuante (y el de mi jefa y de toda la plana mayor en general está más que claro que no lo es).
Que estos motivos no logran seducirme lo sé yo, ustedes, el grupo de los ocho, el diariero y el que lava el piso. Mi gerente obviametne no. Pero como estos ocho son gente inteligente (en realidad somos siete incluyéndome, así que los inteligentes serían seis, pero les quedó el nombre) no intentaron persuadirme con ninguno de los argumentos anteriormente mencionados. Sólo dijeron las palabras mágicas: "no les des motivos". Y es que mí me dicen "llevale la contra a tu gerente", y qué quieren que les diga, me derrito toda, soy una seda.

Así que en una semana armé un proyecto que usualmente demandaría un mes. Considerando que fue una semana sin dormir digamos que me rindió unos quince días, así que no, no soy ningún genio.

Obviemos el transcurso de esa semana de locura, porque para cosas tristes y momentos de locura ya está la vida, y digamos que tenía el proyecto terminado con colores, cursivas, gráficos, cuadros, y un tipo atrás que decía "comprame!". Bueno, esto último no, pero casi. Un hermoso proyecto (al menos por fuera les aseguro que me quedó divino, el contenido es otra cosa) pero totalmente huérfano.

Porque a la hora de elevar el proyecto hacia los más altos mandos para su aprobación tiene que estar avalado por alguien de la plana mayor. Y ahí mis queridos ocho miraron para los ocho costados, no en realidad dijeron que no me iban a aprobar el proyecto si no estaba avalado por alguien de mi propia profesión y especialidad. ¿Y quién tiene ése nombre y apellido en el serpentario? Sí, adivinaron. Mi gerenta.

Así que esa tarde, de vuelta en casa tomé un frasco entero de antiácido (para el alma, se entiende) y me puse la piel de pingüino que me regaló una vez una amiga (fue uno de los mejores consejos que me dieron: "que todo te resbale"), abrí mi computadora, respiré bien hondo, cerré los ojos y redacté el siguiente mail:

Hola S.

Te cuento que estoy contra reloj armando un proyecto para elevar en los próximos días
El tema sería más o menos en el que vengo trabajando hasta ahora.
Lo estuve hablando hoy con la gente del grupo de los ocho y todos coinciden en que la persona indicada para avalar el proyecto sos vos.
Si te interesa, te envío el proyecto si es que necesitás evaluarlo antes de dar tu consentimiento.
Me comentaron que estás con licencia médica. Si estás de acuerdo en ser avalar el proyecto, te lo haría llegar hasta donde vos me digas lo que hace falta firmar.
Lamento no haber llegado a hacer las cosas con más tiempo.
En caso que no puedas, te agradecería una pronta respuesta así me contacto con alguien más que pueda avalar el proyecto.

Saludos.
L.

Bien cerca de la noche, como para hacerme sufrir, su lacónica respuesta (como para hacerme sufrir aún más):

Vení mañana a casa.
S.



Estuve tentada de preguntar si podía llevar algunos testigos. O de mandar un detectivo a ver si los cuchillos los iba a usar para cortar un budín o mi cogote.
Pero no había tiempo.

De manera que temprano al día siguiente, munida de mi gps y unas masitas (si algo logró inculcarme mi madre es eso) me encontraba manejando hacia el territorio enemigo.
De repente pude hacerme una idea de qué deben sentir los soldados cuando en una guerra comienzan a avanzar sobre la delgada línea roja...


(Continuará)

y sí che, hoy ya escribí demasiado!

jueves, 18 de agosto de 2011

Rumbo al desempleo 5: De cómo fueron las cosas (a.k.a.: Pasado)



Trabajo donde estoy trabajando ahora, hace mucho. Más tiempo del que quisiera recordar. Tal vez no sea tan gráfico que lo diga en años sino en life events, y esto vendría a ser pre-MC, pre-casamiento, pre-propietaria de un inmueble... casi diría pre-propietaria de un telefono celular, pero no. Por suerte.

Al momento de buscar este trabajo, tenía la búsqueda divida entre los que me gustaban mucho, que eran cuatro, los que me gustaban bastante, que eran unos veinte, si mal no recuerdo, y todos los demás, que eran unos quince.

Pensé que de los cuatro lugares que me gustaban mucho no me iban a llamar de ninguno y de ahí la lista de los que me gustaban bastante. Ahí tuve suerte, de esos cuatro me llamaron de uno.
Ahí no tuve tanta suerte: del que me llamaron, es el actual. Digamos que no tuve nada de suerte, sólo que en ése entonces no lo sabía, claro.

Tuve un primer año tranquilo, aprendí bastante, sola porque nadie se preocupaba mucho, pero como un poco me molesta que me anden encima no me preocupé demasiado.
Poco después que se cumpliera el año de entrar a trabajar ahí, de las ocho pichis que había como yo, quedamos dos. ¿Alguno piensa que la plana mayor se hizo mucho problema por esto? claro que no! Para problemas está el fin de semana, la mucama, el marido, los hijos, los perros de los hijos, los amigos de los hijos, y los padres de los amigos de los hijos.
Se llama a gente nueva a trabajar, se vuelve a convocar a alguna que se había ido hace pocos años porque había tenido un bebé, y la tipa con el preescolar ya ubicado y desempleada vuelve feliz de la vida. Encima haciéndose la jefa.
Así pasó otro año y más tiempo también. Eramos pocas, el trabajo mucho, pero cada uno estaba en la suya y no importaba demasiado. A todo esto la plana mayor obtiene un contrato extra oficial para una campaña, por la cual cobraban casi otro sueldo, deberían hacerla fuera del horario laboral, pero eso no se cumplía a pesar de reiteradas llamadas de atención; y por supuesto a la plana menor no nos convocaron a tan atractivo proyecto "para preservarnos" (sic). Tardé años en hacer caer que justamente la campaña tenía que ver con salud sexual y preservativos. Click!

Mientras tanto yo andaba noviando, después comprando departamento, luego organizando un casamiento, buscando vestido de novia, de civil, haciendo listas de invitados, de regalos, planificando viaje de luna de miel; así que supongo que era lógico que independientemente que nos siguieran ninguneando con el tema dinero, no me hiciera demasiado problema por lo que sucedía por el serpentario, digo trabajo.

Al regreso de mi luna de miel, vacaciones, y demases; nos ponen una jefa intermedia. Empezó con el pie derecho en varias cuestiones, pero pretendía hacer de madre acaparadora, y una a esa altura, cuando tuviste que arreglarte sola tanto tiempo cuando no sabías nada, ya no está para darle explicaciones a nadie de lo que hace, cómo lo hace o deja de hacer. Y como justamente para esa época reclutaron nuevas pichis, andaba como gallina turuleca con ellas y empezaron los problemas. Luego cuando todavía simpatizábamos un poco, pretendió que yo me pelee con mi jefa (la de siempre) y como para ése entonces no había tenido demasiados problemas me parecía que no debía involucrarme en una interna que no era mía y por supuesto no me puse en malas con mi jefa, y ahí la otra, la intermedia, ya me puso entre ceja y ceja.

(Como nunca antes Mafalda es la perfecta representante de la voz de la conciencia... parece que Mafalda era rugbier porque tiene la misma filosofía que mi marido... que no se malinterprete, son seres super pacíficos, pero por eso mismo a veces esa solución definitivamente debe ser la mejor - si me animo a probar les cuento qué tal me fue)

Mientras tanto, por mi vida había pasado un evatest positivo y unas cuantas ecografías. Sí señor, todo esto sucedía mientras estaba embarazada de MC. Cualquier problema de conducta o carácter que presente en el futuro ya sé a quién se los puedo atribuir... y una vez que tenía la excusa perfecta, la criatura me salió tan buenita, será posible!
Si los niños vienen con el pan bajo el brazo, la mía trajo además las tortas: estoy segura que si no hubiera estado embarazada esta jefa intermedia me echaba. Y si no me echó no fue por buena, se entiende, sino porque se le armaba tremendo despelote laboral que cuando se enteraran los de RRHH la echan a ella.
Bueno, en realidad por ahí me hubiera hecho rica si me echaban embarazada con el juicio que se podían comer, pero nunca lo sabremos.
Y está bueno porque si MC sólo con esto estuvo tentada de salir a ver por qué tanto lío dos meses antes, no me quiero imaginar si las cosas hubieran pasado a mayores.
Así es que me retiré a las 33 semanas de embarazo con licencia médica, más tres por maternidad, arreglénse sin mí.

Mientras MC terminaba de parecerse a un ser humano normal mi jefa terminó por hacer echar a esta jefa intermedia. Y sí, con mi jefa es mejor no meterse.

Terminada mi licencia por maternidad, mientras pensaba si volver, volver más tarde o no volver me tientan con que esta jefa intermedia no estaba más, que podía trabajar por proyecto y no por horas fijas, mientras tanto pusieron un jefe intermedio que era muy pero muy buena onda y terminó por convencerme. Definitivamente se necesitaba algo de presencia masculina frente a tantas hormonas.

Así es que volví a trabajar bastante contenta, porque a esta altura no hace falta aclarar que me estaba por volver loca en casa todo el día, y la alegría me duró algo así como... dos meses? En realidad no podía esperarse más. Pero siempre me gustó mi trabajo y eso supongo que compensaba.

Un año después de volver a trabajar, la gerente me convoca para que hiciera con ella parte de su laburo con gente de otros sectores. Yo, que estaba bastante contenta con lo que hacía, que no me demandaba más de lo que podía y fundamentalmente, no tenía casi ningún trato con gente de otros sectores intenté declinar la propuesta, pero aunque protesté no hubo caso.
Cabe aclarar que a la expresión "ocuparme con ella de ese trabajo" es un eufemismo para nombrar "ocuparme de ese trabajo".

Así pasé a integrar el famoso "grupo de los ocho" con gente más loca que en el Borda y el Moyano juntos. Pero como llegué a comprobar, los locos al menos son sinceros. Sea por casualidad o porque en definitiva integro el mismo clan logré llevarme muy bien con el grupo de los ocho, a pesar de que tenían fama de que mordían o algo peor.

Transcurridos unos meses desde mi incorporación al grupo de los ocho se anuncia que va a haber un ascenso. Por un lado no me hacía ilusiones porque había otra chica que tenía más antigüedad que yo, y más CV. Por otro lado, me hice algunas ilusiones porque supuse que no por nada mi jefa me había llevado con ella al grupo de los ocho. Y de hecho, renunció oficialmente al grupo pocos días antes del día fijado para conocer el nombre de la ascendida (parece la virgen!). Digo oficialmente porque en la práctica nunca la vi trabajar ahí (y en otras instancias tampoco, pero no viene al caso).
Llegado el día del anuncio del ascenso, no soy yo, ni la otra, sino una tercera, que de hecho había entrado sólo como pasante y ni siquiera correspondía que siguiera estando en el sector.

Si uno tuviera que ubicar el momento en la vida adulta equivalente a dejar de creer en Papá Noel y en los reyes, yo sé que es acá. Como con esas cuestiones, no es que uno no sospechara antes que no era tan así y que las cosas tan bellas en las que es tan lindo creer no cierran del todo bien, pero hasta ése entonces todavía pensaba que trabajar bien, cumplir con todo y todos y ponerse la camiseta de la empresa y del sector específicamente valían algo. En fin, ya dije que era como creer en los reyes, me di cuenta bastante tarde.

Si me preguntaran por qué me quedé tanto tiempo (tres años) en lugar de renunciar en ése momento (lo que estuve muy tentada de hacer) es porque entre otras cosas fui afianzando mucho mi relación con la gente del grupo de los ocho, y porque en definitiva en ése momento sabía que tenía la libertad de poder irme cuando quería. Y aunque tanto mi jefa como la gerente, o toda la plana mayor en general, reaccionen con indiferencia ante este hecho, la realidad es que a nadie que se cree ser superior le gusta que un subordinado no considere que le debe el sustento (o en este caso, la vida, más o menos).

Para ése entonces, la época del ascenso, es que más o menos se ubica el inicio de este blog. De ahí para este lado es historia conocida.

Hasta un miércoles hace algunas semanas donde veo que se saludan la gerente del sector con la de RRHH. Instintivamente esa combinación de gerentes no me gustó. Tuve razón cuando segundos después la gerente de nuestro sector me llama a su oficina....

(Continuará)


domingo, 7 de agosto de 2011

Paso parte

de enferma, razón por la cual no actualizo mi saga; y de paso, sigo apoyándome en Mafalda.

Se preguntarán ¿enferma de qué? (y si no se lo preguntaban, háganse los interesados igual). Un poco de los bronquios, como de costumbre, otro poco de la situación de mi trabajo, como no podía ser de otra manera, y fundamentalmente de las campañas para las elecciones primarias.

(Es posible que todos la tengan archi -mega-conocida esta viñeta, pero la miércoles que cuesta encontrarla!)

¿Es demasiado pedir mirar una tanda publicitaria con menos de cinco avisos de alguien que quiere ser presidente?
Lo más triste es que esto va a seguir hasta octubre. Creo que nos quieren ganar por cansancio. A esta altura, creo que diría que sí a cualquiera que prometiera dejar de bombardearnos con campañas.

Triste es también que seguimos haciendo política igual que hace cuarenta años.
Y que Quino no vuelva a escribir Mafalda. Y para qué, si al pobre hombre los políticos no le dan letra para hacer algo original.