miércoles, 25 de abril de 2012

¡Pero si estás igual!

Ayer era un día que estaba esperando hace mucho tiempo.  Para ser más precisos desde 2003.  No no se trata de mi casamiento, ni del nacimiento de un hijo, ni nada tan trascendente.  Solamente se trataba de que ayer tenía que renovar mi credencial del trabajo.  ¿Por qué esperaba esta renovación tan ansiosamente?  Porque desde el momento en que me dieron la primera detesté la foto.  A eso sumemos que ya no llevo ese peinado (y uno se pregunta por qué tanto tiempo lo usé) y que estoy en musculosa, lo que en ese momento era normal y aceptable por el cargo que tenía y porque tenía casi diez años menos, pero hoy en día totalmente inaceptable (aunque en el exterior estemos con una temperatura cercana a los ochocientos cuarenta y tres grados como hacía el día de aquella foto, allá lejos y hace tiempo)
Como no podía ser de otra manera, a pesar que me piené y me vestí acorde a la ocasión, la foto nueva me desagrada tanto o más que la anterior.  El pelo de tanto plancharlo pareciera que lo tengo pegado al cráneo, pero bueno, a ese respecto mea culpa;  en vez de mi estival atuendo me vestí de negro, parezco Morticia Adams, pero en fin, mea culpa; me da la impresión que salí con un ojo más abierto que el otro, culpa del fotógrafo, o de la cámara, o de quien sea...  y además de todo me veo más...  vieja!  Más vieja, no vieja directamente, que se entienda, pero igual...  si tuviera que definirlo objetivamente diría que  por ahí más ojerosa, o con las lineas de expresión más marcadas (culpa de la misma empresa y las serpientes que lo habitan?).  Pero para decirlo de entre casa, en la otra foto, la de hace ocho años y medio, esa que detestaba...  me doy cuenta que me veo más joven.  No sólo más joven, de hecho desborda juventud esa foto.



Ya sé que pasó el tiempo, y otras tantas cosas; pero en líneas generales nunca me vi peor que antes (quitando el embarazo).  Aclaro, no es que nunca me haya considerado una belleza ni muchisimo menos, pero entre eso y que las mujeres de la familia en general envejecen bastante bien,  creía tener alguna especie de seguro genético contra el envejecimiento.
Igual es la foto, lo aseguro, el espejo afirma otra cosa, tan mal no estoy.  Pero ya estoy deseando que pasen algunos años para reemplazar esta credencial (en el caso que en "algunos años" yo siga trabajando ahí, claro está).  ¡Como si dentro de unos años vaya a verme mejor!

Horas más tarde, ese mismo día, aún con el mismo atuendo, peinado, maquillaje, accesorios y todos los etcéteras, me subo a un colectivo (repleto) me paro al lado de una chica que se da vuelta y me mira con cara de algo más que estar interesada por la hora o el recorrido de esa línea.
"¿Vos fuiste compañera de colegio de Tomy S.?" (convengamos que S.  es un apellido nada común)
"No, pero sí fuimos al mismo colegio, él estaba un año menos que yo"
"Ahhhhhh, me parecía, yo también fui al colegio"
(me enferma un poquito esa forma que tienen los alumnos y ex alumnos del cole donde yo fui de llamar al colegio simplemente "el colegio", como si fuera el único, como si todas las demás personas no estudiaran en un colegio!).  Ok, yo para reconocer gente soy un cero a la izquierda, pero me decís el nombre y te saco toda la biografía.  Esta chica no sólo es la novia del mencionado Tomy, sino que además es la hermana de una concuñada de mi primo (se entiende?), amén de ser prima en un grado tan lejano que ya se perdió la cuenta.  La cuestión es que a esta chica yo no la veía desde hacía por lo menos diez años (o al menos hace ese tiempo que no la reconozco).  Debo decir que estaba muy pero muy linda, y eso a las mujeres en general nos hace sentir bastante en desventaja...

Pero como el razonamiento no es mi fuerte, no fue sino hasta que llegué a casa más tarde que me puse a pensar que si me reconoció después de tanto tiempo es que tan mal, o tan vieja, no debo estar después de todo.
Yo que soy tan reacia a esa cuestión de reuniones de ex alumnos y similares, debo reconocer que en este caso al menos, el encuentro fue providencial.




domingo, 8 de abril de 2012

"Y, si a vos te hace feliz..."

Esta es una frase característica de mi madre, cuando tiene que decir de modo elegante "qué loco que estarás como para que semejante situación te ponga feliz"


Pero, como hablábamos antes de locura, bien dice el dicho: cada loco con su tema.  Sino no se explica que mi marido esté feliz por haber cumplido cuarenta años, y no conforme con eso, haya querido una mega fiesta para celebrarlo.  La verdad me cuesta mucho entender que a alguien le pueda hacer feliz pasar de la década de treinta a la de cuarenta, y mucho menos para festejarlo con tanta pompa....pero "si a vos te hace feliz" ; y si tu mujer no te deja después de atender cada uno de tus caprichitos de quinceañero... (por lo que además tuvo que dejar abandonado su blog)... será que los hombres como no tuvieron fiesta de quince se desquitan con la de cuarenta?

Este último miércoles, víspera de los feriados por Semana Santa, iba a retirar a MC al mediodía del jardín para irnos unos días afuera.  La escapada finalmente no se materializó (a quienes íbamos a visitar se nos adelantaron y vinieron ellos), sin embargo eso no la desanimó demasiado, ya que a su primita la iba a ver igual (o como se llame el vínculo entre uno mismo y el ahijado de su propia madre).  En cambio sí le preocupaba que de todas maneras la fuera a buscar al mediodía al colegio.  Le iba a decir que no tenía sentido, pero súbitamente recordé cuando una vez mi papá nos vino a retirar al mediodía al colegio para irnos de viaje, y creo que estuve toda la semana más emocionada por eso que por el viaje en sí...  bueno o casi   Cuestión que con la autorización ya pedida en el cole pensé que bien podía cambiar una tarde de serpentario por una con mi hija.  Así que yo (sí, yo misma) ahí estaba en la entrada del jardín del colegio al mediodía retirando a mi hija.  Que se entienda, ella ama su jardín, y ama a sus amiguitos (casi tanto como yo detesto el serpentario y sus habitantes, como para darse una idea) pero la idea de pasar una tarde diferente era demasiado tentadora.
Fuimos a un McDonalds, compramos su cajita feliz, fue al pelotero, después fuimos a la plaza (hacía siglos que no íbamos a esta hora, antes que esté atestada) más tarde compramos cajitas y figuras de madera y acrílicos para pintarlas.  Luego hicimos una importante inversión doméstica y adquirimos un changuito (pobre Lily, va a tener que pasear con él en todo su rosado esplendor).  Por supuesto, más tarde era menester estrenarlo, así que fuimos al super, y ella chocha manejando el carrito vacío a la ida, metiendo todo junto a medida que la cajera iba despachando los distintos productos.  Para coronar la noche y víspera de feriados (repito, adora su colegio, pero levantarse a la mañana todavía es un punto álgido, y si sale a los padres, lo será toda su vida) pedimos pizza y se pudo quedar levantada mirando por enésima vez "El diario de la princesa".
Todo esto no sale de la rutina habitual de la mayoría de las personas pero la gorda estaba tan feliz como si hubiera ido a Disney..  y bueno "si a vos te hace feliz..."

Es de público conocimiento que esta semana, conmemorando el centenario del viaje inaugural (y hundimiento) del RMS Titanic, se reestrena la última película sobre el tema, pero ahora en 3D.  Ya le advertí a mi marido que pensaba ir, verla de nuevo en la pantalla grande con las mejoras que tenga para ofrecer, sentirme de nuevo de vientipocos y llorar como un marrano al final (sí, este es mi lado cursi).    Él no puede entender cómo alguien quiere ir a ver una película donde uno ya sabe el final,  para volver a indiganrse con la impericia de tanta gente junta, el sufrimiento de 2200 almas, y más en una versión que es bastante inexacta respecto de los hechos reales....  "pero si a vos te hace feliz..." vamos! (así que ya saben, escucho ofertas en lo que a cuidar a MC esa noche se refiere!).  Menos mal que al que le gustan los barcos y entiende sobre el tema es él!


Hace unos días leyendo el blog de Mai me encuentro con semejante premio:

junto con esta hermosa dedicatoria: "Lola, madre, esposa y trabajadora argentina que sigue viviendo en la Argentina. Escribe largo y tendido, pero es un gusto leerla. Cuenta sus luchas cotidianas y còmo trabajar en un serpentario y no morir envenenada!"


Gracias Mai!
Por supuesto no puedo menos que ponerme super feliz.  Tal vez, cualquier persona que no tenga blog no entenderá la emoción y probablemente diría con cara de poco convencimiento: "y bueno, si a vos te hace feliz..."  Pero como afortunadamente estamos en el universo blogger, calculo que todos sabrán esta vez a qué me refiero.


¿Los demás, alguna vez fueron víctimas (uno mismo, o sus gustos y preferencias) del famoso "y, si a vos te hace feliz..." viendo en la cara del otro su más profunda duda respecto de la propia salud mental?