viernes, 31 de diciembre de 2010

Deseos





Nuestras abuelas o bisabuelas, en su juventud, es probable que hayan soñado con máquinas que lavaban platos o ropa, caldo en cubitos, salsas en lata, frutas en conserva sin necesidad de hacerlas una misma, heladeras que se enfrían solas, sistemas por lo cuales no hace falta salir todos los días a abastecerse.
De la misma manera nuestros abuelos o bisabuelos probablemente hayan soñado con motosierras, frenos abs, teléfonos para usar en cualquier lado (o eso las abuelas más bien)


Ahora yo ando necesitando paciencia en cubitos, energía en píldoras (no, no me vengan con el Berocca Forte, Centrum, Supradyn y demases que ya los tomé y no sirven), buen humor en aerosol y alguna máquina que haga desaparecer gente indeseable, del trabajo especialmente.
Ah, también pisos autolimpiantes! No es sólo por comodidad, creo que nadie se da una idea lo que mejorarían las relaciones materno filiales con un invento de esa envergadura, sería un bien para la humanidad.

Pero como si llegara a pedir algo de todo esto para el 2011 hay altas probabilidades que el fin del año que comienza me encuentre altamente desilusionada, me conformo con deseos más clásicos y modestos: Que dentro de un año no falte nadie (y si alguien se quiere sumar, aunque de momento no lo esperamos será sumamente bienvenido), salud para todos... y por supuesto dinero para disfrutar mejor todo lo anterior! Pero que no venga acompañado de dolores de cabeza a nivel laboral, por favor.


Se extraña la recorrida por los blogs, y también escribir en el mío; pero ambos trabajos se ocuparon de que tenga suficientes problemas como para lograr que no tuviera energía ni para teclear tres letras seguidas. De hecho tengo que terminar una presentación para el viernes que viene (no sé a quién miércoles se le ocurre esa fecha para hacer presentaciones) y con tal de distraerme de eso logré retomar el blog (de algo tenía que servir tener una presentación un 7 de enero).

Además me estoy asumiendo como una "chica country", y aunque no entiendo cómo alguien puede someterse voluntariamente a hacer entre 60 y 90 kilómetros diarios, y a presenciar un accidente semanal en promedio, para verano no está nada mal.... mientras tengas algún vecino generoso con su wi fi o internet movil (hace como un mes que digo que me voy a ocupar hoy mismo... )

Por de pronto mañana no se olviden de comer doce pasas de uva pidiendo doce deseos (como siempre digo, en este hemisferio podrían ser uvas frescas y no pasadas no?) barrer para afuera para sacar todo lo malo y para adentro para atraer todo lo bueno, colgar un llave vieja en el arbolito para que se nos abran nuevos caminos, usar una bombacha o calzoncillo amarillo para tener suerte con el dinero, algo rojo para tener suerte en el amor, subir y bajar una escalera con una valija si es que pretenden conocer algún destino nuevo el año que entra... acabo de darme cuenta por qué hicieron que el 1º de enero fuera feriado, qué día más ocupado!
En su defecto, brinde con champagne, coman unas cerezas con helado, que al menos garantiza unos cinco minutos de felicidad.


Que todos sus deseos se hagan realidad.

¡Hasta el año que viene!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Marca


¿Existen realmente frases que nos marcan?
De esas que pensamos "si no hubiera estado en ése lugar, en ése momento no la hubiera escuchado y no me hubiera marcado así" (para bien o para mal o para lo que sea).
¿No será más bien que muchas veces estábamos esperando esa frase y por algo cuando la escuchamos nos marca tanto?
Recuerdo que teníamos una profesora de música, tocaya mía, para más datos (lo que no es ningún elogio por cierto) que teóricamente era la mejor profesora de música del universo según profesores y padres. Como no podía ser de otra manera, los alumnos la odiábamos (y tengo la fuerte sospecha que el sentimiento era mutuo).
Aparentemente con ella de música aprendimos un montón. Poco tiempo después se reintegra el profesor titular, uno de esos bohemio-burgueses que había estado de licencia componiendo y viajando (nunca vimos los productos de ninguna de las dos experiencias... aunque vaya a saber, las del viaje por ahí no eran aptas para menores). Si nos dejamos llevar por la curricula, con él no aprendimos ya más nada, y puede ser bastante cierto, porque en vez del barroco, el romanticismo y los números de las sinfonías teníamos que escribir hojas enteras de qué música nos gustaba y por qué... y como sobre gustos no hay nada escrito, nunca podía estar mal. También mirábamos películas por el estilo (Amadeus a la cabeza) o hacíamos trabajos prácticos sobre Rock Nacional. Muy didáctico todo.

De cualquier modo, esto venía a cuento porque lo que más recuerdo de todas las horas de música (aburridas, divertidas, temidas, relajadas, como sea) es el comentario que hizo una vez éste profesor sobre los Beatles: él pensaba que su música era buena, sí, pero no para tanto. Lo que hizo estallar el fenómeno fue la combinación con la ideología que tenían, y que el mundo desde hacía unos cuantos años que estaba necesitando unos Beatles, y allí llegaron ellos a cubrirlo, casi por casualidad, o por una gran necesidad que había en la sociedad de un fenómeno semejante. Si más o menos hubieran cantado bien, en vez de escarabajos podrían haber sido moscardones , robles u hojas de alce... o sea que no era tanto que los Beatles marcaron una generación sino que toda una generación estaba esperando ser marcada por algo o alguien como The Beatles.

La semana pasada estaba en el banco, en una de esas esperas de una hora, fácil. Y escuché a una señora, que tenía mucha pinta de estar esperando para cobrar su jubilación, hablando con otra, en situación y actitud ídem, decirle "Si hoy hubiera podido elegir, no me hubiera casado joven. Es más tal vez ni siquiera me hubiera casado. Tanto sacrificio... para qué?".

No sé qué fue lo que más me impresionó: si que antes las mujeres no pudieran elegir, que no tuvieran oportunidad de ser independientes economicamente hablando, o preguntarme si casarse casi a los 30 es casarse grande, como me pareció en aquel entonces, o es casarse joven, como me viene pareciendo ahora.

O tal vez sea sólo que voy al banco unas 5 veces al año, e inconcientemente espero sacarle algún provecho extra a cada visita.


Y para reafirmar mi posición un poco más, me pasó de soprenderme con Ordinary World, escuchándola un día como música de fondo. Independientemente que le tenía mucho cariño porque acompaña mis últimos años de secundaria (y bueh, también me gustaba el hermano de una amiga que era fana, para qué mentir) me sorprendió lo linda que era. Desde ese entonces la llevo conmigo a todos lados, creo que en su momento no supe apreciar su perfección en todo sentido. O por ahí en esa época uno no estaba en situación todavía de apreciar sus letras. Hasta casi parece Gardel: cada dían cantan mejor. Miren sino:





Y como nota de color, de tanto escucharla hasta María Clara ya la sabe. En un momento que la estaba escuchando desde este mismo video en youtube por tercera o cuarta vez, con las imágenes de fondo incluidas, y en el minuto 4:21, cuando muestran a la novia de espaldas al son de "Is my woooooooorld", se acerca María Clara, señala a la novia, y compone su propia versión que dice "Is my wiiiiiiiiiiiife". Mientras le guste y no me pida nada pegadizo, que siga creando sus versiones libres, que además me hacen divertir.

Por si alguien se quedó con las ganas, o acaba de descubrirse también como fanático o simpatizante de Durán Durán, otra de mis favoritas:


miércoles, 1 de diciembre de 2010

A través


A raíz de la entrada anterior me quedé pensando en cuántas veces tener chicos, propios o cercanos "nos viene bien".
De ninguna manera estoy hablando de aprovecharse de ellos o hacerles un daño, simplemente de pensar cuántas veces los chicos nos facilitan algunas situaciones, que sin ellos serían casi imposibles, ridículas o poco naturales.


A la clásica imagen de comprar juguetes que nos gusten más a los adultos que a los niños que supuestamente serán sus destinatarios (que nadie me discuta esto, porque los fabricantes de juguetes saben muy bien quienes tienen la plata para comprarlos y no son los que miden menos de un metro precisamente) o llevarlos a ver Disney on Ice, Tinkerbell y espectáculos similares se suman otras en las que venía pensando esta semana.

El viernes por ejemplo fuimos tarde al supermercado, sin auto, pensando que eran pocas cosas que no me iba a dar trabajo traerlas yo misma. Como siempre no resultó así y mientras volvíamos con un minimercado a cuestas pensaba "qué bien me vendría ahora tener un bebé para cargar todas estas cosas en el cochecito".



Ayer nos citaron para entregarnos el informe anual de María Clara. Por pudor no me voy a extender sobre el mismo, pero todavía me pregunto cómo pasé por la puerta para salir. Minutos después, camino al trabajo pensaba "bueno, si no te elogian así tu trabajo, no está nada mal que te elogien así a tu hija". Sí, ya sé que en el Kinder Play de este año me porté considerablemente bien, que se vienen las encuestas de satisfacción a padres y demás. Pero dudo que nos digan nada que no sea cierto.



Por mucho tiempo suspiraba por tener una nena para poder comprarle toda esa ropa que uno mira en las vidrieras y a lo sumo puede comprarle a la nena de una amiga o prima (no tengo sobrinos). No digo que no lo aproveché, pero pensé que el periodo de gracia duraba unos cinco o seis años por lo menos. Resulta que desde que María Clara tiene dos que tengo que negociar con ella cada vez que compramos una prenda de vestir. Hasta las bombachitas. Ni que decir de la negociación diaria sobre lo que va a lucir ése día (y eso que la mayoría de las veces al jardín va con uniforme).

Este fin de semana estaba invitada al cumpleaños de una amiga newbie, de mi trabajo número dos. Lo festejaba junto con el de su hija que cumplía ocho, así que aunque ni yo conocía a su hija ni ella a la mía me invitó con María Clara, aunque me aclaró que entendía que las nenas no se conocían entre sí y que eran más grandes que María Clara y que no iba a conocer a nadie, así que si no quería venir no había problema. Cabe destacar que yo tampoco conocía a su familia, a sus amigos ni conocidos, más que a ella misma. En la plateada situación pensé que me venía muy bien tener una hija porque así al menos iba a tener con quien hablar de algo puesto que la cumpleañera no iba a estar todo el tiempo ocupándose de mi. Conclusión: Poco importaba que la mayoría de los niños tuviera cuatro años y una cabeza más de altura que ella, o que no se hubiera visto con ninguno en las cortas existencias de todos ellos. La vi cuando llegamos y después cuando logré encontrarla debajo de unas dos toneladas de maquillaje brillante con flores y mariposas. ¿La madre de la criatura que tampoco conocía a nadie? Bien, gracias.


Capítulo aparte merecen todas esas actividades extraescolares, con ballet, gimnasia artística, fútbol, rugby y artes marciales a la cabeza; que los niños realizan mucho más por deseos insatisfechos de sus padres que por voluntad propia. Y pensar que mi mamá no suspiraba en absoluto para que mi hermana y yo practicáramos danzas clásicas. Dios le da pan al que no tiene dientes!



Cruzando la vereda me acuerdo de las mañanas dominicales que había que ir a misa en mi infancia. Ir a misa un domingo a la tarde o el viernes a la nochecita es una cosa, y levantarte un día que podés seguir durmiendo es otra. Sumado a que la misa me parecía más aburrida (hereje! pero estamos hablando de mis épocas pre comunión y eso que la tomé bastante chiquita) encima en esas ocasiones mi madre nos ataviaba con vestiditos con punto smock igualitos, medias que pican y zapatos de esos que aprietan. Considerando que en general después había "reunión de primos" el atuendo formal molestaba aún más. También era aburrido esperar a que mi madre terminara de maquillarse con esmero, sin poder moverse una vez que había terminado de acicalar a su prole.
Pero lo más temible no era la misa en sí, para nada; sino lo que denominaríamos el After. Los saludos de aquí y allá, señoras en extremo perfumadas y con labiales que dejaban recuerdo con exclamaciones del estilo "¡así que estas son tus nenas!" "¡qué grandes que están!" "¡se parecen tanto a vos!" "¡Te felicito, están preciosas tus nenas!" y demás frases de compromiso por el estilo.

Nunca terminé de descifrar a quién pertenecían esos rostros desconocidos, ni por qué era tan importante saludar a gente que la gente menuda de la casa no conocía y de la que nunca había escuchado hablar.
Hace poco tiempo mi madre contó que cuando comenzó a circular por ése entorno que ella estaba embarazada por primera vez, hubo un rumor que no podía ser, que ya era grande para empezar a tener chicos. Mi mamá se casó a los 35, se ve que en esa época más de uno pensaba que ya después de eso no podías tener tu primer hijo, por ahí el quinto o el sexto sí, pero el primer no!
No eran las épocas de pantalones de tiro bajo o remeras con lycra, así que tuvo que esperar bastante para lucirse, pero finalmente llegó el día que fue a la iglesia "con toooda la panza" como cuenta mi mamá, y este grupo de señoras estas la miraban sin ningún disimulo, sin poder darle crédito a sus ojos.
Supongo que entonces no era casual que nos presentáramos, literalmente, como la familia Ingalls en la iglesia los domingos a la mañana. Lo que pasa es que cuando uno es chico es como decía Mafalda: uno agarró empezada la película, y casi nadie está dispuesto a contarte el principio.


¿Alguien suma al anecdotario alguna situación de haberle servido a sus padres o adultos cercanos precisamente por ser chicos? ¿O alguna vez te vino muy bien tener un chiquito cerca?


lunes, 22 de noviembre de 2010

Mi nombre es Lucía - I am Lucía

Cuando vamos a la casa de mis padres (en promedio cada dos días), en el trayecto desde el garage donde dejamos el auto hasta la casa de ellos pasamos por una juguetería, donde hacemos una escala obligada.
La última vez mientras mirábamos la vidriera surgió el siguiente diálogo:


L: Mirá qué lindos los bebés
MC: ....
L: Pero mirá qué lindos que son hay chiquititos, grandotes, que se ríen, que parece que van a llorar...
MC: Mirá, tienen la valijita de Juliana!!!!!
L: Y mirá la ropita que tienen, es ropa de bebé de verdad!
MC: ¿Y cuándo vamos a comprar esas cosas de pintores de verdad? (se refiere a un atril y a pinturas que no sean témperas)
L: Y los más grandecitos hasta zapatitos tienen


MC: Mirá, titeleeeeees!!!!! (léase "Títeres")
L: Hasta los cochecitos de muñeca parecen de verdad
MC: ¿No me comprás el tambor? (refiriéndose a una pandereta)
L: ¿No preferís un bebé?
MC: No. Si querés un bebé comprátelo para vos.


De acuerdo. Lucy Dawson no es la única niña pequeña que alcanzó y superó el nivel intelectual de su papá Sam a tan tierna edad, pero como atenuantes digamos que:

1) Podría disimular un poco más para que su madre no pase vergüenza frente al jueguetero (o como se le diga al dueño de una juguetería)
2) No me van a decir que esos bebés no son muy lindos (tanto como para que yo vuelva con la cámara para sacarles foto con flash y poder demostrarlo.)

domingo, 14 de noviembre de 2010

Como el Ave Fenix



P
arece que los Memé renacieron de sus cenizas, al menos creo que no me había llegado ninguno en dos años y en una semana me llegan dos.

Por orden de aparición:

Ceci me mandó el siguiente:

1. Nombrar al que me nominó: Ceci de "Notas desde el fondo de mi placard"
2. Nominar a cuatro: Nomino a:
Como lo hizo quién lo recibió, espero que a quien le interese lo haga voluntariamente. (bueno si los nominaba también, no es que iba a ir a cobrarles una multa eh?)
3. Hacérselo saber a ellos. (En el caso que hubiera nominado a alguien, qué le voy a andar avisando, que lean el blog y se enteren solitos!)
4. Contestar a las siguientes cuestiones:

4 cosas que lleves en el bolso:
-Crema para manos, a veces dos, no puedo estar sin crema de manos... aunque haya días que no tenga tiempo de usarla.
-Billetera, muchas veces sin plata, ya que la plata "grande" (tan grande como pueden ser $100 hoy en día) suelo llevarla en algún bolsillo y la otra... también!.
- Un neceser con una mini farmacia (la central está en casa, obviamente)
-Objetos ciclotímicos que cuando no los necesito molestan y cuando los necesito no están: peine, pen drive, monedas, lapiceras

4 cosas que hay en mi habitación:
- Cama con muchas almohadas y almohadones
- Dos mesas de luz, en las que no sé cómo entran tantas cosas adentro y sobre ellas.
- Cómoda, ídem anterior.
- Silloncito Luis XV

4 cosas que me gustan ahora mismo:
- Darme baños de una hora con sales, mascarilla y baño de crema incluidos.
- Estar con Facundo y María Clara los fines de semana, haciendo un asadito y sin hacer nada más en particular (no saben lo que cuesta aprender a no hacer nada)
- Ir de Shopping
- Cocinar algo nuevo y que me salga bien

4 cosas que siempre he querido hacer:
- Algo artístico como cantar (imposible, desafino hasta para hablar) o pintar (gracias que me sé pintar las uñas aceptablemente bien, creo que de saber apreciar arte no paso)
- Publicar un libro (tal vez algún día, aunque no creo)
- Ganar un concurso de saltos hípicos (tampoco creo que lo logre, además implicaría quedarme sin madre porque se infarta)
- Viajar mucho más de lo que ya viajé (específicamente ahora me encantaría: Australia, Nueva Zelanda, Escandinavia, Sudáfrica, China, Japón, Egipto)

4 cosas que no saben de mí:
- Soy fóbica (mucho, mal) especialmente a las palomas, pero a cualquier pajarraco en general
- Bastante tiempo después de casada me terminé de acordar que sí, que a Facundo lo conocía cuando era muy chiquita (alrededor de 4 años, él 8. Y yo le tenía un miedo bárbaro)
- Ultimamente ando con muchas ganas de abrir dos blogs temáticos: uno de cocina y uno de belleza.
- La paso bastante mal cuando viajo en subte: me aterroriza que en el andén alguien camine o esté parado detrás mío (o sea que me empuje y caer a las vías), miedo compartido con el tren, pasa que casi no lo uso, y que no tiene la segunda desventaja que es el encierro del subte que me obliga a andar contando los farolitos entre una estación y otra.

4 canciones que no se me van de la cabeza:
- Sway en cualquiera de sus versiones, especialmente la de Michael Buble, Pussycat dolls o la clásica de Dean Martin
- Alguna con aire flamenco de los Gypsy Kings (Djobi Djoba o Volare por ejemplo)
- I will survive en varias versiones también, destacables las de Gloria Gaynor y Cake
- Honesty de Billy Joel
(cómo cuesta elegir sólo cuatro!)


Por otro lado Mai de Maitelandia me ha nominado a este otro Memé, junto con este premio y una hermosa dedicatoria (Gracias de nuevo Mai!)


Aquí vamos:
NORMAS DEL TAG:
Nominar a 8 blogs y avisarles que les has nominado mediante un comentario. Añadir una pregunta al final del tag antes de darlo y decir quién te ha dado el premio.

· ¿Te llevas bien con tu suegra?
Sí. Yo con ella, y ella conmigo también... Cuando tiene ganas de llevarse, obvio. Estos últimos tiempos está a full con el amor suegril, me invita a todos lados, este fin de semana la vi ayer y hoy, se la pasa comprándole cosas a María Clara, vamos a ver cuánto le dura. O se habrá peleado con las amigas, vaya uno a saber. Si sirve como dato, me llevo mejor que con mi madre, aunque eso no es nada difícil, y obviamente tampoco significa que la quiera más.

· ¿Cual es tu reto?
¿Uno sólo?.... Podría englobarlo diciendo "crecimiento personal" (incluye decidirme o no a ampliar la familia, aunque lo primero de suceder no vaya a ocurrir en el corto o mediano plazo; y crecer laboral y profesionalmente, salir de este estancamiento laboral, aunque el estancamiento sea sólo de forma. A esta altura ya me joroba)

· ¿Que le dirías a tu jefe si te toca la lotería?
A mi jefa Nº2 nada en particular, supongo que se alegraría por mí, y al ser un trabajo más light tampoco es que me molestaría demasiado seguir la rutina tal cual está. O será que hace poco que estoy y todavía no tuvimos motivos para encontronazo fuerte.
A mi jefa Nº1 no sé muy bien... igual como es tan aristocrática ella por más que le diga de todo; alguien con unos cuantos millones siempre le va a caer bien, así que lo que le diga no le afectaría demsiado.
A la gerenta, seguiría el excelente consejo de Mai.. de la lotería no le digo nada porque seguro que se pone a llorar miseria. De lo personal no me explayo porque tendría que abrir otro blog. Y encima después que se quede con culpa pensando que mi familia está subsistiendo a arroz y fideos (La situación está en un punto para mí que creo que ya destilo veneno)

· ¿Que harías si descubrieras que alguien te está mintiendo?
El tiempo del verbo no es el adecuado porque ya me pasó varias veces. En ocasiones lo dejo pasar y en otros sutilmente le doy a entender que no me tome por tonta... hay que ver qué mentira es, con qué intención y de quién proviene.

· Si se quema tu casa y sólo puedes salvar una cosa ¿qué salvas?
Si hablamos sólo de objetos inanimados... estoy en duda entre la PC y las fotos viejas. Debería terminar de pasar las fotos viejas a la PC así no dudo! (A propósito, esto de digitalizar memorias es un laburo faraónico)

· Entras en un sitio con mucha gente, ¿qué haces?
Buscar por dónde se puede salir más rápido.

· ¿Ves el vaso medio lleno o medio vacío?
En 90% de las veces medio vacío.

· Te encuentras una lámpara mágica, ¿qué 3 deseos pides?
Felicidad para mi hija, para mí, y para todos los que quiero; en ése orden.

¿Cuál es tu canción favorita?
Una sola? No puedo! Lo que contesté en el otro memé se acerca bastante a lo que es alguna cancíón favorita.

¿Por que creaste tu blog?
Honestamente no sé muy bien. Supongo que para que no se me fueran de la mente algunas ideas que se me iban pasando por la cabeza. Para las ideitas tuve que crear un perfil en twitter

¿cómo te ves dentro de 5 años?
Con casi 40 años!
Siempre fui de imaginarme "como sería cuando tenga...", y como en... podría decirse la totalidad de los casos nunca se cumplió, el pronóstico para que se cumplan a partir de ahora y no desilusionarme es bastante pobre. Así que últimamente voy logrando con mucho éxito no pensar demasiado en el futuro; definitivamente no me imagino con 40 años; ni me quiero imaginar. Aunque secretamente espero que sea una época de cosecha, como en un momento decían que eran los 30

La pregunta que yo agrego:

¿Cuál creés que es actualmente el mayor problema de los seres humanos para alcanzar la felicidad?
Que la plenitud en lo personal está llegando bastante después que la plenitud biológica.


Y ya saben los amigos de la casa pueden llevarse tanto el premio como cualquiera de los juegos.
Y como siga tan desobediente en lo que a seguir las reglas se refiere me parece que no me pasan más premios ni desafíos.


lunes, 8 de noviembre de 2010

"Algún día" - Ningún día


Cuando yo tenía unos trece o catorce años en una excursión escolar nos iban a llevar a la isla Martín García. Piensen que las extensiones se multiplican en la niñez y adolescencia con lo cual un paseo así representaba algo equivalente irse a Bora Bora en la actualidad, y el entusiasmo iba por el mismo canal.
Partimos temprano en la mañana, pero al llegar a río abierto Prefectura obligó a todas las embarcaciones a retornar pues habían informado un alerta meteorológico.
Se barajaron varias fechas para repetir el paseo, pero llegaba fin de año, los exámenes, los actos y finalmente no se concretó. Ante mi desilusión mi papá propone que ya que ninguno de la familia conocía la isla, era buena idea para un paseo. Veinte años más tarde, ése día aún no llegó.
Unos diez años después de la frustrada excursión, tenía un muy amigo cuya familia frecuentaba un club de remo en el delta, y así incursioné brevemente en aquel deporte (lo que dolían los brazos al día siguiente no tiene nombre). No fueron pocas las veces que hablamos de trasladarnos por este medio a la isla. Pero ese día tampoco se hizo presente, ni los fines de semana actuales donde tantos vecinos de fin de semana salen a navegar por esos pagos (y a esta altura, si es remando, ése día tampoco llegará, ya tengo que remar bastante diariamente para llegar a puertos más importantes a los que aún no arribo).

Martita, la señora que trabaja en casa, y que trabajó en casa de mis padres cuando yo era chica, sabe cocinar unas empanadas norteñas de ley, de esas con carne cortada a cuchillo, mucha cebolla de verdeo, picante y fritas en grasa de pella. En reiteradas oportunidades se ofreció a deleitarnos con ellas, pero siempre existe el miedo al colesterol, a los triglicéridos o a un ataque cardíaco. Después uno piensa en las que muchas veces compra o come en restaurantes, que ni se sabe a ciencia cierta lo que tienen adentro, y determina que una vez tan grave no va a ser, que un día nos decidimos a mandar todo a la miércoles y nos damos el gusto. Pero se ve que todavía no nos decidimos a mandar todo a la miércoles porque seguimos sin probarlas.

Desde que para ir a Pinamar no es imprescindible pasar por la localidad de Maipú, nos hemos quedado sin nuestra parrilla de ruta de cabecera. Extrañando las exquisiteces, y por qué no, el ambiente familiar de nuestra querida Ama Gozua miramos con cariño los asadores que se exhiben bordeando Dolores pensando que algún día elegiremos un sucesor. Pero pensamos en la higiene, en la peque, en el síndrome urémico hemolítico; y le metemos pata para llegar a destino o bien paramos en los más asépticos McDonalds o Minotauro, restándole folklore al clásico viaje a la costa.

Cuando miro comerciales de jabones para lavarropas, donde el actual siempre supera al de la competencia, me pregunto si no sería divertido algún día hacer la prueba en casa, lavando cada media de un par (con el mismo grado de suciedad, se entiende) con un jabón distinto. Se ve que tan divertido no debe ser, o bien hay cosas mucho más divertidas porque si alguna vez lavé cada miembro de un par de medias en distintas cargas fue porque alguna había perdido su compañero y apareció más tarde, cuando su colega ya se había bañado.

Desde que descubrí que todavía existe la clásica boutique infantil de nuestras épocas, la renombrada "María de Buenos Aires" pienso que sería lindo que María Clara tuviera algún vestido de la misma etiqueta de los que tantos supe tener de chica, aunque sólo fuera por eso. Pero después termino comprándole vestidos en cualquier lado, menos en ése local (pero que conste que muchas veces los talles y los colores me jugaron malas pasadas cuando iba decidida a serle fiel)

Muchas veces que voy manejando por el mismo recorrido de todos los días, de reojo siempre hay algún local que me llama la atención, y me prometo que algún día voy a parar en ése punto y voy a recorrerlo caminando, aunque sea para sacarme la intriga si valía la pena parar y bajarse para eso. Pero el piloto automático es acaparador y todavía no me ha dejado interrumpir el viaje a mitad de camino.

Cuando ando navegando por la web muchas veces me encuentro con páginas que me parecen sumamente interesantes, pero no tengo tiempo de leerlas en profundidad, entonces las guardo... y casi nunca las vuelvo a abrir, salvo caso de extrema necesidad. Entonces me digo debería organizarme para dedicarle una media hora diaria y terminar esa lista pendiente de lectura. Pero se ve que es más entretenido dedicar esa media hora a buscar nuevas páginas para seguir engrosando esa lista, o será se empieza a transformar en una obligación; tipo los apuntes de la facultad, pero el tema es que la lista en vez de disminuir, aumenta.

Por todo lo expuesto hasta el momento cualquiera bien podría concluir que están ante una fracasada importante en cuanto a proyectos sin importancia se refiere. Pero no señores.



Resulta que muchas veces tuve la fantasía esa de tomarme unos días de licencia ordinaria, de esos que no te dejan tomarte en verano y después nunca es el momento. Darme unos días para mí misma, no por viajar a algún lado y sin ningún motivo o plan en especial; sólo para estar en casa, no tener que madrugar y no hacer absolutamente nada.

Bueno, después de haber hecho malabares hasta el agotamiento la semana pasada, me decidí a pedirme unos días de licencia (vacaciones no me parece el nombre más adecuado, o me dará un poco de culpa, no sé). Sin ningún motivo en particular.
Así que aquí estoy, en la noche más linda de la semana que viene a ser el domingo cuando al otro día no tenés que ir a trabajar.
Sólo espero poder descansarlos realmente y sacudirme el cansancio que traigo encima. En unos días veremos si lo logro.

¿Alguien más tiene un proyecto pequeño, de estos que para concretarlos el dinero, el tiempo o las circunstancias no son un problema; y que tal vez precisamente por estos motivos es que uno todavía no los materializó?


domingo, 31 de octubre de 2010

My very own Halloween

Se supone que es hoy, pero no, yo pasé mi "noche de terror" y por duplicado, como si fuera poco, así que espero no repetir.



Yo era de esas madres que se vanagloriaban de no haber tenido la experiencia de que su bebé se caiga de su cama. Ni de la cama, ni de ningún otro lugar similar, ni ningún otro golpe en la cabeza que recuerde, y para que precisamente yo no lo recuerde definitivamente tiene que haber sido muy suave. Como decía yo era una de esas personas. Ya no; pero curiosamente no porque María Clara se haya caído de ningún lado.

Cuando un hijo, menor o única como la mía, pasan la barrera de los dos años y luego se van acercando a los cinco creo que no es muy desubicado pensar que las épocas de ir a la guardia a las tres de la mañana una vez por mes (o semana) ya van quedando en el olvido. Lo que uno, o yo por lo menos, no toma en cuenta es que a medida que decrecen las visitas a la guardia a horas insólitas, inversamente proporcional es la medida en que crecen las urgencias por parte de nuestros padres.

Jueves 2:17 de la madrugada. Mi madre: "Aaaay tu padre acaba de caerse". Situación: Marido en Brasil, Hermana en algún recóndito rincón sudamericano donde es imposible detectar la menor señal de telefono celular (y su jefe sigue coqueteando con la idea del teléfono satelital sin llegar a concretar nunca); Hija durmiendo plácidamente.

En otro momento hubiera reaccionado de distinta manera, pero recordemos que estabamos sugestionados por los recientes hechos, así que la única opción posible me pareció ir. A pesar que no soy médica (justo yo!), mi madre bien puede llamar a un servicio de emergenicas y aunque me demore diez minutos como mucho a esa hora; si uno no puede llegar en diez segundos es casi lo mismo diez minutos o ciento diez. En un instante uno termina de entender que ya no sólo es hija de sus padres sino también progenitora... sin preparación y con unos padres-hijos cuales díscolos adolescentes.

Alzo a mi hija totalmente dormida y en esos escasos dos minutos entre sacarla de la cama y subirla al auto voy pensando qué grande que está MC: ya está grande para que yo la lleve en brazos; y también para sacarla a la calle en pijama.

Afortunadamente cuando llego lo encuentro totalmente conciente y casi incorporado. La parte desafortunada de esta misma situación es que a mi madre se la ha pasado el susto y ahora relativiza la urgencia de ver a un médico: "y cómo lo vamos a llevar..." (escuchaste hablar de auto? me acabás de hacer venir en uno... y si es necesario hasta en carretilla) "pobrecito, a ver si lo internan" (porque el resto de la gente, incluyendome, se internan por gusto nomás); "esperemos que se haga de día y hablo con los médicos de él". Sería el susto que traía encima, o tengo que reconocer que con mi madre no puedo, pero como sea la cuestión es que le hago caso.

Fueron cinco horas literalmente de terror, pensando permanentemente que algo podía pasar, que si se dormía podía no despertarse, que tenía nauseas, tratar de mantenerlo despierto cuando está más fastioso que un recién nacido. De hecho me ponía a pensar y ni cuando nació MC estuve una noche entera constantemente a su lado aunque fuera para controlar que respirara.

Llega la mañana y pareciera que los fantasmitas se esconden, todo parece relativamente normal. A las siete y media mi madre se decide "bueno, mejor llamamos a la emergencia no?... pero mejor esperá a ver si vienen en seguida, mejor primero me baño" (tuvo cinco horas para bañarse).

Por supuesto que si alguien se cayó hace cinco horas y recién llamás ahora, lo menos que le van a dar es prioridad. Vino una doctora, que al menos parecía haber festejado ya su trigésimo aniversario de vida, y fue más o menos como si hubieramos recibido visitas: que si le dolía se tomara un paracetamol, o un ibupierac (si esto es lo mejor que puede hacer, apuesto que de analgésicos sé muchísimo más que ella). Moraleja: No volver a pedir médico a domicilio.

El día transcurre con relativa normalidad, llego a trabajar casi al mediodía, MC al jardín un rato antes. A la tarde me hacen una observación muy curiosa cuando cuento el episodio: "Me parece que tenés algunas dificultades en ponerle límites a tu mamá" (¡Absolutamente cierto!).... Y gente que entiende un poco me indica que definitivamente es algo para controlar al menos. Vuelvo a casa de mis padres a la hora de la cena. Mi papá no ha comido nada en todo el día. Con sólo ése síntoma es motivo para que vaya directamente a terapia intensiva. Además de todo, casi en ayunas tiene la glucemia por las nubes y un poco de temperatura. La cabeza le sigue doliendo en lugares insólitos.

Esta vez sería el cansancio, o defenderme de lo indefendible, pero otra vez cedo a los razonamientos de mi madre "y... a esta hora en la guardia qué van a hacer..." (una tomografía, por ejemplo), otra vez el "pobrecito, a ver si lo dejan internado por cualquier cosa" (sí mami tenés razón, con golpe en la cabeza o sin, en esta familia motivos de interación nunca van a faltar, está a la vista) que en definitiva "después de este tiempo se hubiera visto si era algo grave" y finalmente cede en "mañana a la mañana si sigue así lo llevamos".

Otra noche de terror, al menos intentamos dormir por turnos.

Amancece, me apresto para la famosa visita a la guardia. Mi madre amenaza con no cumplir su promesa, finalmente decide desempatar. A eso de las 7 (AM!!!) llama a su médico de cabecera (si, evidentemente mi madre no tiene demasiados reparos en cuanto a horarios con ciertas personas, especialemnte si son médicos o hijos suyos) a quien hace unos tres años demonicé totalmente al punto de llamarlo "el muñeco maldito". Esta vez me dio la mano, y ordenó una tomografía para ya mismo (o para ayer, mejor dicho).

De nuevo la luz del día hace que se escondan los mosntruos: mi papá parece de mejor ánimo, no tiene fiebre y la glucemia está volviendo a sus parámetros normales; hasta el dolor de cabeza parece haber cedido un poco.

En menos de una hora desde que llegamos a la guardia, lo ve el médico, le hacen la tomografía y vuelve. En el interín , observamos de reojo el funeral de Kirchner y hacemos planes para la tarde: conversamos sobre algún restaurante donde podríamos ir a almorzar (después de esas dos noches, pensamos que lo merecemos) , y que si papi se siente bien, mi mamá también tiene ganas de ir a la fiesta de Halloween del jardín.

La ilusión duró pocos minutos: en seguida nos llama el jefe de guardia y diagnostica: Fractura de craneo (a la altura de la parte superior de la cabeza, no recuerdo el nombre), Hemorragia Subdural aguda, o sea para decirlo menos elegante, sangre en el cerebro, y también en no sé qué ventrículo y en la cisterna magna (vieron cuando alguien dice "no sé qué tenés en la cabeza?" Definitivamente creo que la mayoría no tenemos la menor idea, o acaso cuántos sabían que dentro de nuestro cuerpo, y en la cabeza precisamente, tenemos una cisterna?).
A veces no es tan hermoso tener razón después de todo.

Conducta: Internación en terapia intensiva y consulta con neurocirgía (y atención del ataque histérico de mi madre, por supuesto).

A partir de ahí, una rutina que lamentablemente conocemos bastante bien: visitas dos veces por día, con un intervalo insuficiente como para hacer algo productivo entremedio, pero que se interminable esperando allí mismo. Muchos sillones, muchos televisores que no dejan de transmitir el cortejo fúnebre de Kirchner. Seas ultraoficialista o el más acérrimo opositor creo que es lo menos indicado para poner en la sala de espera de una terapia intensiva no?
Informes médicos exiguos, por no decir nulos, familiares que salen llorando, las cosas de las que te vas enterando por conversaciones telefonicas de allegados de otros pacientes.

Hoy ya pasamos a nuestra conocida terapia intermedia. El clima es otro y se nota, casi parece una habitación en sala común y aunque parezca un detalle insiginificante eso ayuda y mucho. De todos modos hago un recorrido visual por todas esas pseudo habitaciones, relacionando internación con número de habitación y me doy cuenta que tristemente sólo en esa terapia intermedia mi padre ha ocupado en alguna ocasión las dos terceras partes de las habitaciones (espero que no haga cartón lleno!)

Lamentablemente a los médicos de guardia se ve que les han enseñado un sólo diagnóstico: "Está estable".
Estos dos últimos hechos los leemos como algo positivo y esperamos que no sea necesaria una cirugía.
Pero ya nos pasó una situación bastante similar, de esperanzarnos el fin de semana y el lunes encontrarnos con un baldazo de agua fría.

Por eso repito: Ya tuve suficiente halloween por este año. No necesito otro. De hecho la única parte linda de Halloween, la fiesta en el jardín, me la perdí. Algunas veces está bueno esto de haberse casado con un hijo único, no es lo mismo pero hasta mi suegro fue a la fiesta, algo que escasamente debe haber hecho con su propio hijo.
Mientras tanto en el jardín ya mandaron las preliminares del Kinder Play anual a fin de año, a K3 le toca animalitos de no sé qué ecosistema africano y en lugar de preguntarme cómo voy a disfrazar a mi hija para su acto de fin de curso me pregunto de qué me voy a disfrazar yo para llegar a fin de año.
Cuando coqueteo con la idea de tener otro hijo, y me doy cuenta que escasamente puedo con mi hija y mis padres me pregunto en qué estaba pensando... la expresión no es la indicada pero momentanemaente tengo vedadas otras tales como "no sé qué tenía en la cabeza" o "me rompi la cabeza pensando...".

Al menos si me parezco a mi papá tanto como dicen, se ve que en definitiva tan cabeza dura no somos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Como un GPS Argentino: Recalculando


Precisamente el día en que estamos
recalculando datos estadísticos nacionales,
creo que también se ha producido un importante
golpe de volante en el destino político del país.


Como siempre digo, no podría ser periodista: con tanta competencia para escribir sobre la noticia del momento jamás podría dar una primicia ni escribir nada interesante u original.
Pero como no soy periodista...

Hablando de casualidades numéricas como en la entrada anterior, tal vez no todos recuerden pero Cristina Fernández de Krichner ganó las elecciones un 28 de octubre de 2007. Casi igual a
hoy. En qué extremos te puede poner la vida no? Me imagino que Cristina recordaría esa fecha casi como su cumpleaños y ahora...

Creo que también para casi todos, o al menos los que como yo que no tienen demasiada claridad política en su pensamiento, kirchneristas o acérrimos enemigos, pasando por los más absolutamente indiferentes sentimos este extraño clima de incertidumbre.

Casualmente en los días que se festejaba el bicentenario estaba en una cena donde había un colaborador muy cercano de un diputado, y varios miembros más de mi familia (que hay de las más diversas corrientes e ideologías políticas). Ante tal panorama no es raro que conversaciones de esa índole terminen en intercambio de ideas poco felices. Sin embargo por una vez todos coincidíamos en algo: A un año y medio de las elecciones era absolutamente imposible pronosticar siquiera los candidatos. Todos hacíamos el paralelismo que en noviembre de 2001 casi nadie había oído hablar de Nestor Kirchner, y dieciocho meses después era presidente. Precisamente ganaba las elecciones hace siete años y medio. Raro.


Individualmente, recuerdo el período de la elección de Nestor Kirchner y su asunción como periodos de grandes cambios para mí (comenzaba a trabajar en el sector donde estoy ahora, por ejemplo).
De la elección y asunción de Cristina tengo un recuerdo que fue una etapa bastante difícil a nivel personal.

Supongo que no es raro entonces que hoy me sienta particularmente inquieta. Definitivamente necesito un GPS para la vida.

domingo, 24 de octubre de 2010

Shocked

No sé si alguna vez hice algún comentario sobre la tendencia a acumular papeles que tenemos en esta familia.
Sí estoy segura de haber hecho mención de la locura que suele atacarme respecto de las fechas y sus significados.
Estoy bastante segura de haber concebido a María Clara hace exactamente cinco años un 24 de octubre de 2005 (era un lunes más precisamente... qué ganas).

Hace unas semanas atrás mi madre, en un renovado intento de domar sus pertenencias para que ellas no terminen de invadir toda su existencia, se encuentra con un papelito en apariencia insignificante y lo guarda para mostrármelo más tarde.

Era la primera prueba oficial de mi existencia, el resultado de una prueba de embarazo de laboratorio con un sello grandote que rezaba POSITIVO. La fecha: 24 de octubre de 1975.


¿Casualidad? ¿Travesuras del inconciente? Vaya uno a saber.

Mi madre jura y perjura que fui un bebé buscado. Ahora saco las cuentas, y para ése entonces yo ya debía ser un buen bichito canasto de unas 8 semanas. No me queda más que concluir que mi madre era muy distraida o muy masoquista como para soportar un mes de incertidumbre.

Contrariamente María Clara fue un bebé sorpresa y me acuerdo hasta de su fecha de elaboración (para algo tenían que servir tantos viajes de trabajo).

En fin, debe ser una tontería, pero hace semanas que no salgo de mi asombro.