martes, 5 de julio de 2011

Rumbo al desempleo 2: Reconciliación


Tenía tan sólo seis o siete años la primera vez que los números me hicieron feliz: como premio a la mejor alumna de matemáticas de segundo grado me hice acreedora al derecho a izar la bandera dos veces.

A los ocho años ya decía que quería ser contadora, algo festejado por toda la familia, quienes no se daban cuenta que me gustaba la parte de contar, y que apenas me topé con una ley, impuesto, declaración jurada me volví completamente analfabeta en aquellas cuestiones. Pero en ése momento era motivo de orgullo que a tan tierna edad ya me hubiera decantado por tal carrera.

A los diez años, y despuntando los primeros signos de ser una obse, comencé a amar la geometría con su exactitud; y si a eso le sumamos mi amor por las casas, me orienté hacia la arquitectura. Los números y yo seguíamos manteniendo una relación idílica.

Años más tarde, ya en la facultad, me encontré con una profesora, ingeniera ella, que decía que había ingresado a esa carrera porque le gustaba la perfección; y se desilusionó cuando se dio cuenta que un instrumento podía ser más o menos exacto pero nunca perfecto. Ok, por lo menos no estudié ingeniería.


En los últimos años entre inflación, cuentas a pagar y recibos de sueldo que crecen menos que una petunia en la Antártida; la relación entre los números y yo había comenzado a desgastarse. Pero no iba a permitir que eso sucediera.

Decidí ignorar todos los intentos que hacen para lastimarme:

Desde que dejé de fijarme cuánto salen las cosas en el supermercado; y desde que no miro la hora cada tres segundos cuando estoy yendo a trabajar soy mucho más feliz.


Claro, hay que ver lo que me dura la posibilidad de comprar sin mirar lo que salen las cosas si sigo sin mirar el reloj cuando estoy yendo a trabajar.

La felicidad completa no existe.

15 comentarios:

Mai dijo...

La felicidad completa no existe y la vida sin nùmeros tampoco!

Besos

Ann dijo...

La solución de no mirar los precios en el súper me parece GENIAL, pero creo que igualmente se complicaría al llegar a la caja, no? ¿O le das la tarjeta a la cajera y le decís "cobrame y ya"?
Yo, que no entiendo NADA de números, ni de plata, estoy horrorizada con cómo sube todo!!
Igual, suerte!!

Besos

cami curieux dijo...

es muy bueno!
la felicidad con exactitud no existe
pero si podemos toparnos con un numero aproximado a ella
me encanto... te felicito! un 10!! jaaja
muchos besos, cami

Etienne dijo...

Nunca se me ocurrió asociar la felicidad con los precios del super: pasa que la paso mejor bien lejos de esos lugares infernales.
En cuanto a la exactitud, ya de chico me di cuenta que era un concepto inviable e imposible pero no voy a exponer mi vergüenza de cómo lo hice.
Reloj? No uso desde que en un accidente se me desprendió de la muñeca y nunca jamás le cambié el perno roto. Pero reconozco que pizpeo el celular de cuando en vez.
Besos perfectos!!

Any dijo...

Entonces vos sos ... contadora? CPN?
Somos absolutamente opuestas: odio los números y me lo paso sacando cuentas todo el día para ver como llego con la guita. Siempre fui un desastre en matemática y ni hablar de geometría. Hoy no te resuelvo ni una regla de tres simple, todavía me pregunto como hice para aprobar matemática de 1ero a 5to.
Cuando leí el título del post creí que te habias reconciliado con tu jefa jajajajajaj
=D
beso

Lola dijo...

- Mai: Pero entonces vos crees que están relacionadas la falta de la felicidad completa con la imposibilidad de vivir sin números?
Claro está que es muy evidente que en la búsqueda de la felicidad completa en general terminamos por estresarnos bastante!

-Ann: Ir al super (y a farmacity) sin tarjeta de crédito no tiene ninguna gracia.
Efectivamente cuando llego a la caja y me dicen el total respondo solamente "en un pago por favor" (o a lo sumo tres, si me zarpé demasiado)
Casi siempre terminás gastando lo mismo en el super, en el resumen de la tarjeta no se nota si ahorraste con los tomates en lata o si compraste un chocolate menos.
Y respecto a la (inexistente?) inflacion... yo pienso la que nos espera si gana Cristina, pensá que encima de todo este es el máximo esfuerzo que están haciendo para que no se note la inflación.
Me molesta que las gaseosas estén tan caras... queda muy cabeza la de 2litros y cuarto? jaja

- Cami: Y vos decís que el número más aproximado para la felicidad es...? jajaja
Me encantó ése 10, gracias!

- Etienne: Es que efectivamente el supermercado si uno se tiene que fijar los precios (u horrorizarse con ellos más bien) es un lugar infernal!
Sin mirar los precios es mucho más tolerable (nunca un hipermercado en fin de semana, eso es para masoquistas!)
Ahora me quedé intrigada de cómo descubriste que la exactitud no existe a tan temprana edad. Esas cosas no se hacen!
Mi historia con el reloj fue similar, no fue ningún accidente, pero me molestaba en la muñeca y nunca le cambié la maya ni mucho menos compré otro... si el amigo Julio tenía razón cuando concluía "tu eres el regalado para el cumpleaños del reloj"

- Any: Yo contadora? insultos no, eh? jajajja
Es que mirá, la última vez que necesité un contador fue para hacer el monotributo porque me generaba dudas algunas cosas y no tenía tiempo y mucho menos ganas... y al final la contadora en cuestión entendía menos que yo!
A mí los números me gustan porque siento que no mienten (salvo los del indec, pero no es culpa de ellos!) y en el mundo en que vivimos es mucho decir!!!
Independientemente que te gusten los números o no, más que la mayoría de la población se pregunte cómo hizo para aprobar matemática de 1º a 5º, deberíamos preguntarnos por qué se sigue enseñando tan mal una materia tan importante como matemática.
Y respecto a mi jefa, che seguimos con los insultos? jajaja
En realidad con mi jefa todo bien, bah, como siempre, yo no ando con chiquitajes, el problema lo tuve con la jefa de mi jefa, alias gerente, alias jefa al cuadrado, y si me llego a reconciliar con ella por favor vengan todos juntos a pegarme porque es lo mínimo que me merezo.
De todas formas si me hubiera reconciliado con ella calculo que el titulo del post hubiera sido "reencociliación" sin el el "rumbo al desemmpleo"... De hecho si las cosas siguen así creo que voy a terminar desempleada antes de terminar la saga de rumbo a...

Besos!

tia elsa dijo...

A mi se me hace muy díficil dejar de ocmparar precios, si quiero sobrevivir a fin de mes y dejar de mirar la hora, veo como se me va la vida entre cuatro paredes, pero salgo feliz a tratar de recuperar el tiempo pérdido. Bromas a parte había un nene que era el hijo del almacenero que muy chiquito conocía los números internos de los colectivos que pasaban por la calle donde estaba el almacén, el padre siempre decia que iba a ser un contador o un gran quinielero. Por suerte fue contador. Besos tía Elsa.

Mamaceci dijo...

Es terrible la inflación que hay aunque lo nieguen, claro que nadie quiere devaluar porque nadie quiere bailar con la mas fea, y por eso permiten que sea la inflación la que ajuste, que en definitiva es despareja porque afecta a los mas pobres primero, y así..
Besos

Caro dijo...

Yo odio profundamente los numeros y acá estoy, intentando estudiar química. La química se asocia inmediatamente a la matematica y no! A mí me gusta química, no matemática! La odio! Pero bueno, para mí es una herramienta y hay que usarla...

Dale con ese informe! Sacátelo de encima! De qué trabajas?

Te mando un beso que andes bien!

Lola dijo...

- Tía: respecto a llegar a fin de mes, mi razonamiento es que al final en el resumen de la tarjeta no se nota si ahorraste $2 en el puré de tomates o $3 en el atún; y en definitiva, son cosas que nos dan una pequeña felicidad cuando compramos cosas que nos gustan más. No sé, por ahí si sumara todo y ahorrara en todo haría una diferencia importante o podría comprarme otra cosa a fin de mes, pero de momento elijo esto... ya digo, de momento nada más!
Y hablando del hijito del almacenero, espero que le vaya bien con la profesión, porque aunque es muy triste, hoy en día la mayoría de las veces creo que da más plata ser quinielero que profesional!

- Ceci: La verdad no entiendo el jueguito este de negar la inflación, yo creo que les está jugando en contra, sobre todo con la gente que menos tiene que es la que más se fija en los precios. Es sabido que con la inflación no gana nadie, los sueldos nunca le pueden ganar la carrera a la inflación, y a los comerciantes no les va mucho mejor, lo que ganaron en una semana apenas les alcanza después para reponer la mercadería la suguiente y encima son tratados de ladrones!
Que el billete de mayor denominación siga siendo el de $100 es un chiste! Una amiga vino de Uruguay la semana pasada, y tenía que ir hasta Olivos, no podía creer que con $100 no le alcanzara para el remise (y era de confianza)

- Caro, sabés que yo creo que uno va entendiendo las matemáticas a medida que pasa el tiempo, y muchas veces me pregunto si a los 15-18-20 años estamos suficientemente maduros para entender o si vale la pena ese tremendo esfuerzo para algo que después te cuesta muchísimo menos. Claro, hay que ver cómo serían las cosas si uno no las aprendiera de antes, por ahí se te atrofia el cerebro.
El informe te diría que ni lo empecé. No sé cómo hacerlo, odio todo esto! En realidad no es un informe propiamente dicho, es un proyecto que debería presentar para que los peces gordos vean que sigo siendo cuasi impresindible en esa empresa y no me echen. O al menos que no les sea tan facil. El tema es que no estoy motivada porque en definitiva tal vez sí quiero que me echen (cobrando lo que me corresponde obviamente) y de todas maneras no hay garantías que lo consideren y me termine quedando con lo cual encima estaría laburando ahora para nada.
Pero en fin...

Besos!

RosaMaría dijo...

Todo es cuestión de tomar las cosas con tranquilida y tiempo... el tiempo no se puede contabilizar es un invento que siempre nos complica. Besos.

Lola dijo...

Rosa María: Qué tanto más felices seríamos sin cuantificar el tiempo no?
Sería medio complicado encontrarse con los amigos en un restaurante por ejemplo, eso sí.
Como decía Cortazar, cuando te regalan un reloj "en realidad tu eres el regalado para el cumpleaños del reloj"
Terrible. Bueno por algo fue tremendo escritor no?
Besos!

Ronnie dijo...

Acá estoy, actualizandome con tu saga. La empecé el otro día pero se me truló al darle el "send" al comment, y me agarró con poca paciencia.

Ahora que arranqué, no puedo menos de decir que AMO LOS NUMEROS!! Amo la matemática, la estadística. Y justo me agarrás en el medio de trámites para el doctorado en maths jajaja Lo voy a tomar como una señal!

besotes y siiiigooo leyendote!!

RosaMaría dijo...

Estoy de nuevo!! Qué bonitas las láminas. Te cuento que me encantan los relojes, tengo varios, uno en arreglo,pero... casi nunca los uso y eso que me rijo por horarios con mis pacientes, ahí si eu estoy siempre "preparada". Besos.

Lola dijo...

- Ronnie: a mí me encantan los números pero doctorado en matemáticas, ni loca! claro que tampoco tengo formación de grado para eso. Admirable!
Yo venía reconciliada con los números hasta que la semana pasada me vi en el supermercado sin la tarjeta de crédito, y con doscientos y pico de pesos nomás en la billetera. Definitivamente, por mucho que a uno le gusten los números, ir al super en estos tiempos sólo con dinero en efectivo le quita todo lo divertido que podía tener. Sí, sí, entiendo que sacar cuentas (y hacer un poco de magia ya que esamos) para que la plata que tenés te alcance para todo lo que tenés que comprar es un desafío interesante... pero prefiero lo otro!
Ah, y me emociona que pensando en hacer un doctorado de algo tan lógico como matematica lo tomes como una señal!

- Rosa María: A mi también me gustan mucho esas láminas! la primera especialmente aunque no es tan obvio el ad hoc para este post en particular como la segunda.
Menos mal que no trabajo con pacientes porque viviría en un stress permanente con el tema horarios... aunque si yo me dedicara a la salud, el horario creo que sería el menor de mis problemas! Te admiro!
Relojes, vos sabés que también me gustan mucho pero perdí la costumbre de usarlos, no sé por qué, supongo que sará el eterno omnipresente reinado del celular y las computadoras, no? Hoy en día uno tiene más a mano eso que la propia muñeca supongo.

Besos!