
Casualmente, ayer estaba mirando el episodio de Gilmore Girls donde Emily se ofende porque ha sido invitada a último momento a un casamiento.
Entre paréntesis, las siete temporadas de Gilmore Girls que no vi en su momento son excelentes para palear este triste periodo televisivo de abstinencia de series que se extiende desde fines de mayo hasta cuatro meses después.
Sigo. De más está decir que en muchos, muchísimos aspectos mi mamá se parece demasiado a Emily Gilmore, o bien mi relación con ella. Eso me da esperanzas respecto del vínculo futuro con mi propia hija aún cuando la diferencia de edad sea practicamente el doble, aunque después siempre me digo "muchacha, eso es sólo ficción; plantá los pies en la tierra".
Estoy desvariando otra vez, como siempre.
Volviendo al tema, como siempre uno está en desacuerdo con Emily Gilmore (salvo que seas mi madre o alguna por el estilo), y en definitiva, ése es el objetivo de la serie. Por supuesto, esta vez no fue la excepción. ¿Siempre tiene que estar buscando motivos ocultos? ¿Siempre todo le tiene que caer mal?
Pero como no se cansa de predicar una de mis mejores amigas, nunca seas demasiado terminante en nada porque el de arriba suele tener un humor muy ácido y siempre terminás en la situación contraria.
Hace un rato me llega un mail donde una ex compañeras de trabajo invita para mañana a la nochecita a una especie de happy hour. El mail venía con otros veinte abajo del resto "de la plana menor", fechados desde diez días hasta la fecha, en los que iban arreglando cuándo, a qué hora, etc. Ergo, no fue que se decidieron hoy. Unas horas más y no me enteraba.
Así que aquí estoy sintiéndome un poco Emily Gilmore. No me suena tanto la teoría que me avisan a último momento porque les canceló alguien y sobra lugar, porque esto dista mucho de ser un casamiento, sino que la estrategia es poner más o menos la carita del can que ilustra este poco inspirado texto y el famoso y nunca bien ponderado "me olvidé".
Tal vez como es un problema que no tengo soy muy poco tolerante con los desmemoriados. Y algún día, no tan lejano por ahí, con el humor ácido que caracteriza al de arriba me agarre Alzheimer y me tenga que poner del otro lado, borrar este blog, o al menos sacar esta entrada, y poner cara de perrito también (de perro es otra muy distinta). Pero para mí el simple "me olvidé" no es excusa. Simplemente hay cosas que no te podés olvidar. Cuando la plana menor somos menos de veinte no es tan fácil olvidarse de alguna. Tampoco es la primera vez que lo hacen.
Por un lado mañana tenía cosas que hacer después de trabajar, así que excusas para no ir tengo. Por otro lado, todas esas cosas podría hacerlas otro día. Y como diría Emily "Sí que fue descortés invitarnos tarde, pero igual de descortés hubiera sido no haber venido si podíamos hacerlo".
Y al final, uno termina siendo peor que Emily Gilmore.
Y ya estoy muy cansada de tener que contradecirme a mí misma. ¿Habrá algo peor?